sábado, septiembre 29, 2012

Estados Unidos y la segunda intervención en Cuba


En Cuba no olvidamos que un día como el de hoy, 29 de septiembre, pero de 1906, se produjo la segunda intervención yanqui en Cuba, constituido como República en 1902.

Un conflicto interno entre partidos políticos que se disputaban el poder con un presidente incapaz de resolverlo, Tomás Estrada Palma, hizo que éste olicitara a Estados Unidos la intervención de sus tropas, lo que se llevó a cabo al amparo del artículo TRES de la fatídica Enmienda Platt.

Ese 29 de septiembre de 1906 llegaban a Cuba seis naves de guerra con unos 3000 marines, haciéndose cargo de la gubernatura de la nación al entonces secretario de Estado, William H. Taff, quien posteriormente, dejó en el cargo a Charles Magoon.

Fueron dos años y cuatro meses lo que duró esta segunda intervención norteamericana en Cuba y durante ese período, ninguno de los problemas fundamentales de la Isla se resolvió, a no ser seguirla entregando a los monopolios yanquis, para reafirmar su hegemonía política y económica en el país.

Aunque el pueblo se opuso tenazmente a esta nueva injerencia norteamericana en Cuba, nada pudo hacer entonces, a no ser esperar a que se retiraran las tropas dejando un nuevo presidente entreguista y bandido como el anterior, José Miguel Gómez, apodado por el pueblo como el tiburón.

Por eso, fue historia, porque a partir del Primero de Enero de 1959, una Revolución en el poder acabó para siempre con la Enmienda Platt y demás tratados ignominiosos con Estados Unidos, que definitivamente fue arrojado de la isla con una advertencia: “quien intente apoderarse de Cuba sólo recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha”. Playa Girón lo demostró.

jueves, septiembre 27, 2012

Los CDR esperando el 28

Yo, tú, él, nosotros, es decir todos los revolucionarios cubanos mayores de 14 años, estaremos en la noche de este 27 de septiembre barrio por barrio, cuadra por cuadra, esperando el advenimiento 52 años de vida de los Comités de Defensa de la Revolución.

No puede decirse que en uno solo de los días transcurridos desde entonces, los CDR han dejado de estar a la vanguardia de la Revolución Cubana y cumplir con el rol principal que le dio vida a la organización: la vigilancia contra el enemigo que tampoco ha dejado de asecharnos para destruir la más hermosa obra de justicia social que recuerde la historia.

Aquella memorable noche del 28 de septiembre de 1960 en una multitudinaria concentración frente al antiguo Palacio Presidencial en la capital de la Isla, Fidel lo dijo: “Vamos a crear un comité en cada cuadra”, y refiriéndose a los enemigos dela Revolución señaló el Comandante en Jefe: “Vamos a ver quien puede moverse aquí”

Durante estos 52 años los CDR han cumplido fielmente esa misión y después a ella unieron otras más en apoyo a múltiples tareas que requerían el apoyo masivo de la población como la recogida de materias primas, las donaciones de sangre, las campañas de vacunación antipolio y muchas otras, realizadas todas, con excelentes resultados. Los hechos lo demuestran día a día.

Pero el más sobresaliente logro de los Comités durante este medio siglo ha sido y es la unidad lograda en torno a la Revolución, esa unidad de los revolucionarios estrechamente unida por las manos firmes de cada mujer y hombre de nuestro pueblo y que constituye sin dudas de ningún tipo, el más firme bastión con que cuenta la Revolución para su continuidad histórica, generación tras generación.

En cada CDR a lo largo y ancho en nuestro archipiélago, cuadra por cuadra, los Comités harán hoy su recuento de las tareas cumplidas durante el último año, pero el mayor incentivo que tendrán estos festejos para esperar el Aniversario 52 ha de ser mantener el compromiso de continuar siendo ese escudo de acero que representa el emblema cederista, con el machete en alto como nuestros aguerridos mambises, para que Cuba ya su Revolución se mantengan siempre libre e independiente.

En esta fecha no podemos olvidar al creador de los Comités de Defensa de la Revolución, el Comandante en Jefe Fidel Castro, agradeciéndole la confianza que siempre tuvo y tiene en nuestro pueblo que es la confianza misma en los CDR y la confianza de que estos, siempre estarán con la guardia en alto, barrio por barrio, cuadra por cuadra, defendiendo la gran obra de justicia social que es la Revolución.

¡Felicidades cederistas cubanos!

miércoles, septiembre 26, 2012

Gloria a los caídos en la guerrilla boliviana del Che

Doce días antes del combate en la Quebrada del Yuro, en Bolivia, donde fuera hecho prisionero el Che se produjo otra fatal emboscada en la Quebrada de Batán, donde perdieran la vida los bolivianos Roberto Peredo Leigue (Coco) y Mario Gutiérrez Ardaya (Julio), además del cubano Manuel Hernández Osorio (Miguel).

Roberto Peredo Leigue era de un carácter muy alegre y un carisma que le permitía ganarse amistades rápidamente, pero era también muy responsable.

Desde el triunfo de la Revolución Cubana se identificó con ella y la defendió solidariamente en todo momento como cuando Playa Girón o la Crisis de Octubre.

Militante del Partido Comunista de Bolivia y por orientación de este, prestó apoyo al Ejército de Liberación Nacional del Perú, dirigido por Héctor Béjar y también al Ejército Guerrillero del Pueblo, comandado por Jorge Ricardo Massetti, en Saita, Argentina y después se dedicó a la preparación en su propio país del proyecto internacionalista del Che, al cual se incorporó casi desde los primeros momentos siendo nombrado como Comisario Político y asignado a la vanguardia.

El 26 de septiembre de 1967 la guerrilla encabezada por el Che llegó al caserío del Abra de Picacho, la mayor altura alcanzada por el grupo y el día parecía transcurrir normalmente, incluso los pobladores del ugar estaban de fiesta.

Sin embargo, al llegar a La Higuera todo cambió pues ya desde hacía unos días se conocía de la presencia guerrillera en la zona por lo que la vanguardia donde se encontraba Coco caryó en una emboscada, perdiendo la vida el destacado combatiente boliviano, junto a su compañero Mario Gutiérrez Ardaya.

Gutiérrez Ardaya (el Julio de la gesta del Che), había sido dirigente estudiantil, en el Beni, su departamenteo natal e ingresó en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad, de San Andrés de la Paz, donde llegó a ser representante de la Confederación Universitaria Boliviana ante la Central Obrera del país.

Por dificultades económicas Ardaya tuvo que dejar sus estudiios y laboró en la Administración Regional de la Caja Nacional deleguro Social, donde devino como dirigente sindical e integró el Comité Ejecutivo de la Federación Nacional.

Posteriormente Mario Guitiérrez Ardaya viajó a Cuba para estudiar Medicina, desempeñándose como activo militante de la Juventud Comunista. Una vez graduado y al regresar a su país, Bolivia, se incorporó al Destacamento Internacionalista del Che donde atendió por igual a guerrilleros y soldados heridos, además de cumplir otras misiones, como la del 26 de septiembre de 1967 hace hoy 45 años, cayendo junto al también boliviano Coco Peredo y al cubano Manuel Hernández Osorio, a un kilómetro del caserío de La Higuera.

martes, septiembre 25, 2012

La migración “en el bombo”. ¿Lo digo literalmente?

Por Rodolfo Romero Reyes/ Blog Letra Joven 

Del viaje al Turquino regresamos Camilo y yo en avión por lo que las peripecias de este viaje de vuelta a La Habana nada tuvieron que ver con lo que pasamos para llegar a Santiago de Cuba. Solo puedo decir que pudimos dormir sin sobresaltos, sin lluvia y sin frío.

Cuando salimos de la terminal de vuelos nacionales tuvimos que pasar obligatoriamente por delante de las vallas que están ubicadas en la intersección de las calles que siguen para Boyeros y las que conducen a las distintas terminales del aeropuerto “José Martí”. Para los que no los han visto, les cuento que estos letreros son inmensamente grandes y tienen los mensajes que queremos trasmitir a los visitantes que llegan a nuestro país.

Para mi sorpresa, habían quitado la más vieja de estas vallas. Era aquella que aseguraba que “EL 70 POR CIENTO DE LOS CUBANOS habíamos nacido BAJO EL BLOQUEO DE LOS ESTADOS UNIDOS”. Esa es una de las verdades más grandes e irrefutables: todos los que nacimos a mediados de los 80 para acá, y escuchamos los cuentos de nuestros padres, sabemos lo duro que es ser hijos del llamado “periodo especial”, momento en que el bloqueo se ha sentido más que nunca. Y es que nacer bajo el bloqueo, es una realidad que a veces se nos despinta, y como la valla misma va perdiendo su impacto; aunque todos los días los problemas que tenemos que resolver por su causa sean tan terribles como las paradas de ómnibus al mediodía.

Ahí mismo, tan cerca del aeropuerto con sus aviones, con la connotación que los viajes tienen para todos los cubanos, me puse a pensar que es también por culpa de los Estados Unidos (y fíjense que no es muela) que ese 70 por ciento de cubanos vemos la emigración de una manera distinta a como la vive el resto del mundo. Todo el mundo emigra desde que el mundo es mundo, sin embargo en Cuba la cosa se ve diferente.

Los cubanos, gracias a la beligerancia de Estados Unidos hacia Cuba, tenemos otro status, otros “privilegios” como emigrantes. Yo me imagino que muchos latinoamericanos, sobre todo los mexicanos, sentirán por nosotros cierta envidia. ¿Por qué los gringos favorecen a los panas cubanos?, se preguntarán muchos de ellos. Porque esa es la emigración que prefieren en el Norte: cubana, y preferiblemente ilegal.

Dice mi amigo Rafa, quien siempre está detrás de las estadísticas y chismes políticos, que desde antes del 59 las visas que se daban para Estados Unidos también eran muy pocas. Solo clasificaban los pocos trabajadores que quisieran hacer allá los trabajos que los propios estadounidenses no querían. Los trámites se demoraban cantidad y al que se le ocurriera irse de forma ilegal ilegal se exponía a la expulsión inmediata o a la prisión.

Sin embargo, cuando triunfa la Revolución, los Estados Unidos acogieron a todos los batistianos, esbirros, estafadores, asesinos y ladrones que salieron corriendo de aquí. Desde entonces la visa dejó de ser un documento indispensable para acceder al territorio norteamericano. Ser cubano y llegar de manera ilegal eran suficientes cartas credenciales. Y sí de paso hablabas un poquito mal de Fidel, te daban propina.

Fue gracias a este acto divino de bautismo del Tío Sam, hacedor de milagros, que dejamos de ser emigrantes para ser “exiliados políticos”, a diferencia del resto de los latinoamericanos que seguían siendo extranjeros, sujetos a las leyes migratorias norteamericanas.

Después decidieron que el tema migratorio sería uno de los platos fuertes para sacar de circulación a la Revolución, de ahí que fuera tan importante “ayudar” a los “refugiados” que procedían del entonces campo socialista.

Por eso se creó el Programa de Refugiados Cubanos, se estimuló la salida de Cuba de más 14 mil niños hacia los Estados Unidos durante la Operación Peter Pan, y finalmente, en 1962, se eliminaron los vuelos y salidas legales hacia ese país. Los cubanos de aquí y sus familiares de allá, los mismos padres engañados que enviaron a sus niños se quedaron entonces sin saber qué hacer.

Entonces no quedaba otra: las salidas ilegales.

Quizás por eso en Cuba inventamos la tan polémica política migratoria, que imagino se habrá hecho más rígida después de la Ley de Ajuste Cubano en 1966.
Los yanquis entonces buscaron apoyo en los medios de prensa. ¿Resultado? Las crisis migratorias de Boca de Camarioca en 1965, la del Mariel en 1980, la de los inicios de los noventa, el robo y secuestro de aviones y embarcaciones muchas veces con lamentables pérdidas de vidas humanas, y hasta los vecinos míos que intentaron irse el pasado fin de semana, a pesar del mal tiempo anunciado por Rubiera.

No nos quieren quitar el bloqueo, a pesar de que ha demostrado su ineficacia como purgante para la Revolución. Lo mantienen porque son miles de millones de pesos los que hemos perdido año tras año, y como dice Pánfilo (el de Chequera), hay una pila de gente allá, que gracias al bloqueo, “vive del cuento”.

Estoy convencido de que nunca quisimos ese “tratamiento especial” que Estados Unidos no ha dado en diversas materias, específicamente en el tema migratorio.
Para mucha gente la emigración, es ayuda y es apoyo. No los mercenarios que hablan mal de Castro, o los Oteros que se van a ganarse limosnas a cambio de mentiras, sino los familiares y amigos que trabajan honradamente, y mandan sus remesas de mes en mes, o el tío de mi amiga pinareña, que se muere por verla otra vez. Por estos meses, el tema de la emigración está “en el bombo”, así que quizás escribiré dos o tres post.

lunes, septiembre 24, 2012

La emigración cubana y su manipulación política por Estados Unidos

Las migraciones han sido parte del actuar humano prácticamente desde los inicios de la especie. Pero en el mundo globalizado y profundamente injusto de hoy, el creciente flujo migratorio internacional –alentado por las hondas desigualdades económicas y sociales, la inestabilidad política, los conflictos armados, los desastres naturales y otras causas–, se ha convertido en uno de los más serios problemas de la humanidad.

Miles de personas mueren todos los años intentando emigrar en precarias condiciones a través de fronteras terrestres y los mares. Otros miles, que llegan a las naciones más ricas del Norte buscando mejores condiciones de vida, son sometidos a abusivas y prolongadas detenciones y expulsados hacia sus países sin contemplaciones. Crecen las medidas restrictivas y xenófobas contra los inmigrantes en EEUU y Europa.

En este complejo y duro panorama hay una clara excepción: el tratamiento que el Gobierno de EE.UU le da a la emigración cubana con evidentes fines políticos, como parte de sus planes agresivos contra la Revolución.

Antes de 1959 eran contadas las visas que la Embajada de los Estados Unidos concedía a los ciudadanos cubanos para emigrar a ese país; lo que constituía una aspiración de millones de personas en el mundo, atraídos por el estándar de vida en la nación que emergió de la Segunda Guerra Mundial como la más rica y poderosa del planeta.

Unos pocos humildes trabajadores dispuestos a asumir las duras labores que el estadounidense se rehusaba a hacer y componentes de la burguesía y de algunos sectores medios del país, eran los afortunados en esa ruleta migratoria.

Los trámites legales para que un cubano emigrara a Estados Unidos entre 1945 y 1959 eran prolongados y rigurosos. Al que ingresaba ilegalmente le esperaba sin remedio la expulsión o la prisión. Eran tan perseguidos por la “migra” como lo son ahora muchos emigrados latinoamericanos. Ahí esta el testimonio de Camilo Cienfuegos en sus cartas a la familia durante el tiempo que debió permanecer en territorio norteamericano, en la década del 50, ante la persecución de la dictadura batistiana.

Todo cambió con el Triunfo de la Revolución en 1959. Desde el primer día de la victoria de nuestro pueblo, Estados Unidos se convirtió en seguro refugio para los esbirros, torturadores, asesinos, malversadores y ladrones de la derrocada tiranía de Fulgencio Batista. El ingreso sin obstáculo al suelo estadounidense de cualquier persona que saliera ilegalmente de Cuba pasó a ser la norma. La visa dejó de ser un trámite necesario para ser recibido. La categoría de emigrante desapareció para los cubanos que salían del país, que pasaron sin excepción al tratamiento de exiliados, gracias a la política implantada por Washington.

El gobierno norteamericano, consciente de que en Cuba había una verdadera Revolución, se planteó una estrategia de hostilidad permanente hacia nuestra Patria sustentada en un feroz bloqueo económico y comercial y que tenía también al tema migratorio como uno de sus componentes esenciales para la desestabilización. Cuba pasó a formar parte de la política implementada por la Casa Blanca en los años 50 para beneficiar con el estatus de “refugiado” a los migrantes del entonces campo socialista.

Nació así el Programa de Refugiados Cubanos, a inicios de los 60, y se ejecutó la inescrupulosa Operación Peter Pan mediante la cual fueron virtualmente secuestrados hacia EE.UU más de 14 mil niños, arrancados a sus padres atemorizados por la propalación de la falsa e infame noticia de que sería suprimida la Patria Potestad en Cuba.

Tras la derrota sufrida en Playa Girón, el escalamiento de la guerra sucia contra Cuba y las tensiones de la Crisis de Octubre, el Gobierno norteamericano suprimió abruptamente, a fines de 1962, los vuelos normales y salidas legales desde nuestro país a esa nación, cortando de facto los vínculos de miles de cubanos con sus familiares

en EE.UU, entre ellos la de los padres que habían enviado a sus hijos durante la Operación Peter Pan. Solo quedó el camino de las salidas ilegales.

En febrero de 1963, la administración Kennedy dio un poderoso estímulo a esas salidas al anunciar que los cubanos que llegaran a EE.UU directamente desde nuestro país serían recibidos como refugiados; mientras, quienes lo hicieran desde terceros países serían considerados extranjeros y quedarían sujetos a las restricciones migratorias norteamericanas.

Se buscaba el show político y mediático. El intento de pintar una Revolución que naufragaba. El propósito de mostrar una sociedad supuestamente quebrada y fracasada que obligaba a sus ciudadanos a lanzarse desesperadamente a la aventura migratoria.

El Congreso estadounidense dio un espaldarazo final a la perversa política al aprobar la llamada Ley de Ajuste Cubano, firmada por el presidente Johnson el 2 de noviembre de 1966. Con ella se concedía el derecho inmediato al permiso de residencia a cualquier emigrante ilegal cubano que llegara a territorio norteamericano, y al año se le otorgaba automáticamente la residencia permanente.

Esa aviesa legislación –aplicada desde entonces invariablemente y actualizada varias veces para promover aún más la emigración ilegal–, unida a la intencionada denegación de cuantiosas solicitudes de visas para la emigración legal, al endurecimiento del bloqueo y a las miles de horas de incesante propaganda subversiva y de guerra política y sicológica desde EE.UU llamando a la indisciplina social, al delito y a las salidas ilegales del país, han provocado sucesivas y graves crisis migratorias como las de Boca de Camarioca (1965) , el Mariel (1980) y la de 1994.

Impunidad, violencia y robo de cerebros

La impunidad total y los estímulos con que se ha recibido en EE.UU a todas las personas salidas ilegalmente de Cuba en estas cinco décadas, han dado lugar al robo y secuestro de embarcaciones, la piratería aérea, la violencia, el empleo de armas y hasta a asesinatos. Autores de crímenes atroces como Leonel Macías, el asesino del guardamarina Roberto Aguilar Reyes, viven hoy en la Florida al amparo de esta política.

A sectores de esa estimulada emigración ha acudido el gobierno estadounidense, la extrema derecha, los servicios especiales y la mafia cubano americano para ejecutar sus planes agresivos y terroristas contra nuestra Patria.

Esa mafia y sus representantes en el Congreso han utilizado a su antojo el tema migratorio en su agenda anticubana. Estimulan por un lado la emigración a través de declaraciones y acciones precisas como el programa Éxodo manejado por la Fundación Nacional Cubano Americana en la década de los 90, y por el otro, presionan al Gobierno norteamericano a actuar en el supuesto interés de la Seguridad Nacional de EE.UU si se produjera una nueva crisis migratoria. Sueñan con provocar un conflicto armado entre Estados Unidos y Cuba.

En todos estos años, las autoridades norteamericanas y los sectores anticubanos han alentado y priorizado la salida del país de médicos, enfermeros, profesores, ingenieros y otros profesionales universitarios o técnicos de nivel medio, en un descarado robo de cerebros. Miles de millones de dólares le han costado a la nación la pérdida de ese personal calificado formado gratuitamente en nuestras universidades y escuelas politécnicas.

No satisfechos con extraerlos del país, los persiguen por diversas partes del mundo. Vigente está el programa ideado por la administración Bush para captar médicos y otros especialistas de salud cubanos que prestan importantes servicios en decenas de países.

Permanente es también el asedio a nuestros deportistas, reconocidos en los escenarios mundiales y forjados gracias al sudor de nuestro pueblo y la capacidad de nuestro sistema de formación deportiva.

El objetivo es apropiarse desvergonzadamente del talento de la nación, e intentar desmoralizar, obstruir nuestro desarrollo, generar desaliento.

Pese a los acuerdos migratorios logrados entre Cuba y EE.UU, el gobierno norteamericano continúa aplicando para nuestra nación los esquemas de la Guerra Fría y el anticomunismo que caracterizaron la política inmigratoria de ese país en décadas pasadas.

Una y otra vez han violado esos acuerdos en diferentes administraciones, mantienen en vigencia la Ley de Ajuste Cubano que estimula la emigración ilegal y ha provocado numerosas muertes en el estrecho de la Florida, y sostienen las campañas de aliento a esa emigración y la manipulación mediática sobre este sensible tema.

Mientras más de 429 mil indocumentados fueron detenidos y más de 397 mil inmigrantes fueron expulsados de Estados Unidos en el 2011, según reconoció hace unos días el Departamento de Seguridad Interior, los inmigrantes cubanos continúan recibiendo un tratamiento privilegiado a tono con los intereses subversivos de la política norteamericana hacia nuestro país.

Cuba ha cumplido rigurosa y estrictamente sus compromisos en los acuerdos migratorios, sostiene la necesidad de garantizar una emigración legal, ordenada y segura hacia la nación norteña, mantiene una relación respetuosa con el creciente y mayoritario sector de la emigración cubana en Estados Unidos y otras partes del mundo que profesa

amor a su Patria, promueve los vínculos familiares, condena el bloqueo y otras políticas agresivas contra su pueblo y defiende el derecho de nuestra nación a vivir y desarrollarse en paz, y ha dado pasos en todos estos años para hacer más fluida esa relación entre la Nación y su emigración.