Siempre se ha dicho que Renato Guitart Rosell fue el único
santiaguero que participó en las acciones del 26 de Julio de 1953 en
Santiago de Cuba, lo que no se corresponde con la realidad, pues otros
seis revolucionarios nacidos en la indómita ciudad u otras de la actual
provincia estuvieron también vinculados a estos hechos.
Renato, cierto es, fue el santiaguero más cercano a la dirección del
movimiento de la Generación del Centenario y era como el lugarteniente
del joven abogado Fidel Castro en la ciudad de Santiago de Cuba,
llegando a conocer en detalles los planes del asalto al Cuartel Moncada,
participando incluso en su elaboración junto al líder del movimiento
que depositó en el joven de apenas 23 años toda su confianza.
Pero también formaban parte de la Juventud del Centenario los
santiagueros Pedro Miret Prieto, Emilio Albentosa Chacón y Léster
Rodríguez Pérez, que como cientos de jóvenes de Santiago de Cuba se
habían trasladado a la capital del país en busca de mejores
oportunidades y allí se vincularon al movimiento revolucionario de
Fidel.
Por su parte, en otra ciudad oriental, la de Palma Soriano, existía una
cédula de la Juventud del Centenario que estaba integrada por Teodulio
Mitchel Barbán y Nito Ortega, siendo el responsable de este grupo Pedro
Celestino Aguilera, quien en abril de 1953 se había entrevistado con
Fidel después de una visita que este realizara a Santiago de Cuba.
Teodulio se desempeñó como instructor militar de algunos asaltantes,
además de ser el chofer que condujo el auto en que Fidel se trasladó
hacia Santiago de Cuba, pocas horas antes del asalto al Cuartel Moncada
en la madrugada del 26 de julio de 1953.
Los cuatro santiagueros y tres palmeros, integrantes del movimiento
de la Juventud del Centenario en el territorio oriental, tomaron parte
en las acciones del 26 de Julio de 1953 en el Cuartel Moncada, excepto
Pedro Celestino Aguilera, quien tomó parte en el asalto al Cuartel
Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo.
De estos hijos de la actual provincia de Santiago de Cuba, dos
murieron en el asalto al Cuartel Moncada, Renato Guitart Rosell, caído
en la acción de la Posta 3 de la fortaleza y Oscar Alberto Ortega Lora,
conocido por Nito, quien fuera asesinado posteriormente.
En este aniversario 66 de las acciones del 26 de julio, Santiago de
Cuba recuerda a sus mártires que acudieron a la cita de honor con la
patria y José Martí.
miércoles, julio 24, 2019
martes, julio 23, 2019
Fidel y el Movimiento 26 de Julio
Un día como hoy 23 de julio, pero de 1953, hace 66 años, comenzaron a
trasladarse hasta Santiago de Cuba por diferentes vías los más de
centenar y medio de hombres que en breves horas asaltarían los cuarteles
Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo, y Guillermón Moncada, de Santiago
de Cuba.
Estos hombres, jóvenes en su mayoría, fueron escogidos de entre los 1200 que se comprometieron a integrar un movimiento, aun sin nombre, y que fueron captados personalmente por el Doctor Fidel Castro Ruz en varias provincias del país, fundamentalmente La Habana.
En ese empeño Fidel había recorrido 40 mil kilómetros contactando con cada uno tan secretamente, que ni los propios protagonistas conocían contra qué objetivo iban a luchar, porque más bien lo que hizo fue transmitirles ideas políticas e indispensables instrucciones.
No se conoce en el mundo a un líder que haya creado un movimiento revolucionario conversando individualmente con cada uno de los miembros de los grupos constituidos pueblo a pueblo, y que en un año y dos meses, haya organizado y entrenado a 1200 hombres.
Incluso, de entre los escogidos para los asaltos 140 hombres y dos mujeres, la mayoría de ellos no supo cuál sería la misión a realizar casi hasta momentos antes de su partida hacia los combates en Bayamo y Santiago de Cuba.
En ese casi centenar y medio de combatientes estaban aglutinados jóvenes valiosos, sin nexos con la politiquería de aquellos tiempos, de moral intachable, de origen obrero y campesino, pues no había ni ricos, ni burgueses, latifundistas. Los jóvenes estaban libres de compromisos reaccionarios y su único deber era libertar la patria para cumplir con el sueño del apóstol Jose Martí.
Por falta de recursos para los asaltantes a los cuarteles Céspedes, de Bayamo, y Moncada, de Santiago de Cuba solo se lograron disponer de 165 armas, el mismo número de jóvenes que viajaron hasta Santiago de Cuba y por cada uno de ellos, 20 quedaron preparados y entrenados para la acción.
El promedio de edad de los asaltantes era de 28 años, pues el mayor tenía 50 y el menor 17, constituyendo todos la vanguardia del Movimiento que después se conocería como el de la Juventud del Centenario.
Estos hombres, jóvenes en su mayoría, fueron escogidos de entre los 1200 que se comprometieron a integrar un movimiento, aun sin nombre, y que fueron captados personalmente por el Doctor Fidel Castro Ruz en varias provincias del país, fundamentalmente La Habana.
En ese empeño Fidel había recorrido 40 mil kilómetros contactando con cada uno tan secretamente, que ni los propios protagonistas conocían contra qué objetivo iban a luchar, porque más bien lo que hizo fue transmitirles ideas políticas e indispensables instrucciones.
No se conoce en el mundo a un líder que haya creado un movimiento revolucionario conversando individualmente con cada uno de los miembros de los grupos constituidos pueblo a pueblo, y que en un año y dos meses, haya organizado y entrenado a 1200 hombres.
Incluso, de entre los escogidos para los asaltos 140 hombres y dos mujeres, la mayoría de ellos no supo cuál sería la misión a realizar casi hasta momentos antes de su partida hacia los combates en Bayamo y Santiago de Cuba.
En ese casi centenar y medio de combatientes estaban aglutinados jóvenes valiosos, sin nexos con la politiquería de aquellos tiempos, de moral intachable, de origen obrero y campesino, pues no había ni ricos, ni burgueses, latifundistas. Los jóvenes estaban libres de compromisos reaccionarios y su único deber era libertar la patria para cumplir con el sueño del apóstol Jose Martí.
Por falta de recursos para los asaltantes a los cuarteles Céspedes, de Bayamo, y Moncada, de Santiago de Cuba solo se lograron disponer de 165 armas, el mismo número de jóvenes que viajaron hasta Santiago de Cuba y por cada uno de ellos, 20 quedaron preparados y entrenados para la acción.
El promedio de edad de los asaltantes era de 28 años, pues el mayor tenía 50 y el menor 17, constituyendo todos la vanguardia del Movimiento que después se conocería como el de la Juventud del Centenario.
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lunes, julio 22, 2019
José Martí: Autor intelectual del Moncada
Días después del asalto al Cuartel Moncada cuando fue hecho
prisionero en las montañas de la Gran Piedra, próximo a Santiago de
Cuba, y trasladado al Vivac de esta ciudad, el joven abogado Fidel
Castro declaró que el autor intelectual de los hechos del 26 de Julio
fue nuestro apóstol José Martí, lo que ratificó posteriormente en el
juicio que se decidió por el intento de derrocar a la tiranía batistiana
con el asalto a los cuarteles Moncada de Santiago de Cuba y Céspedes de
Bayamo.
De ahí que el ideario martiano fuera considerado como la base política e ideológica de este movimiento revolucionario encabezado por el doctor Fidel Castro Ruz y que tomó precisamente el nombre de Generación del Centenario, en homenaje a los cien años del natalicio del Apóstol de la independencia de Cuba.
La propia composición social de los asaltantes: obreros, campesinos, intelectuales, estudiantes, constituyó la más cercana vinculación de este movimiento a Martí, el cual había proclamado en uno de sus versos sencillos: “Con los hombres de la tierra quiero yo mi suerte echar”
El Programa del Movimiento y su aplicación en caso de tomarse el poder, tenía profundas raíces martianas: el problema de la tierra, del hambre, de la miseria, de la vivienda, la educación y la salud, entre otros. Fueron también anhelos martianos en su tiempo.
En el juicio por los sucesos del Moncada, Fidel no negó esta vinculación con el ideario martiano y fue por ello que la tiranía prohibió se leyeran los libros del Apóstol en la cárcel donde guardaban prisión los jóvenes asaltantes.
La historia encargaría posteriormente, de reafirmar el propósito martiano de Fidel y los jóvenes de la Generación del Centenario, ya que tras el triunfo del Primero de Enero de 1959, toda la obra de la Revolución ha estado guiada por el pensamiento del Apóstol.
A 66 años del asalto a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba y Céspedes de Bayamo, el Héroe Nacional Cubano José Martí sigue estando presente en el acontecer de nuestro pueblo y su Revolución, reafirmando que la sangre derramada junto a su tumba por los jóvenes de la Generación del Centenario no fue en vano.
De ahí que el ideario martiano fuera considerado como la base política e ideológica de este movimiento revolucionario encabezado por el doctor Fidel Castro Ruz y que tomó precisamente el nombre de Generación del Centenario, en homenaje a los cien años del natalicio del Apóstol de la independencia de Cuba.
La propia composición social de los asaltantes: obreros, campesinos, intelectuales, estudiantes, constituyó la más cercana vinculación de este movimiento a Martí, el cual había proclamado en uno de sus versos sencillos: “Con los hombres de la tierra quiero yo mi suerte echar”
El Programa del Movimiento y su aplicación en caso de tomarse el poder, tenía profundas raíces martianas: el problema de la tierra, del hambre, de la miseria, de la vivienda, la educación y la salud, entre otros. Fueron también anhelos martianos en su tiempo.
En el juicio por los sucesos del Moncada, Fidel no negó esta vinculación con el ideario martiano y fue por ello que la tiranía prohibió se leyeran los libros del Apóstol en la cárcel donde guardaban prisión los jóvenes asaltantes.
La historia encargaría posteriormente, de reafirmar el propósito martiano de Fidel y los jóvenes de la Generación del Centenario, ya que tras el triunfo del Primero de Enero de 1959, toda la obra de la Revolución ha estado guiada por el pensamiento del Apóstol.
A 66 años del asalto a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba y Céspedes de Bayamo, el Héroe Nacional Cubano José Martí sigue estando presente en el acontecer de nuestro pueblo y su Revolución, reafirmando que la sangre derramada junto a su tumba por los jóvenes de la Generación del Centenario no fue en vano.
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