miércoles, febrero 06, 2019

Camilo, te recordamos siempre alegre, siempre joven, eternamente vivo

Para los cubanos recordar a Camilo Cienfuegos no es un compromiso de fechas, sino un deber ineludible de todos los días, por lo que él significa para su pueblo.

Nació el 6 de febrero de 1932 y murió el 28 de octubre de 1959. Entre una y otra fecha mediaron 27 años, 8 meses y 22 días. Ese fue su tiempo de existencia. Fugaz, como las estrellas que se escapan del firmamento pero que dejan tras de sí, en el infinito, una estela luminosa difícil de olvidar.

Y así fue Camilo, así trascurrió su vida desde aquel 6 de febrero cuando la barriada de Lawton lo vio nacer, crecer y forjarse en ese difícil oficio de ser revolucionario, de graduarse en la lucha por la libertad de su patria y de alcanzar la categoría más alta para un hombre: Héroe.

Es por eso que hoy se habla de Camilo como alguien que todavía está entre nosotros, alguien a quien todavía llamamos el Señor de la Vanguardia, o el Comandante de la Sonrisa Eterna. Su muerte temprana no fue pretexto para encerrar su vida entre los mármoles de una tumba, o para presentirlo hundido en las profundidades del mar, o para ponerle flores ante una estatua de bronce. A los hombres como él jamás se les mata.

A Camilo debemos verlo cada día en los ojos inquietos y profundos de cada niño o de cada adolescente, en la energía y la alegría de cada joven, en la vehemencia de cada obrero, en la inteligencia de cada científico, en el valor de cada soldado o en el gesto solidario de cada uno de los internacionalistas, o en los sueños y esperanzas de cada hombre y mujer de este pueblo, que con pasión continua la obra revolucionaria que Camilo contribuyó a crear.

De haber estado vivo, hoy 6 de febrero, Camilo estaría cumpliendo 87 años de vida. Pero el que no esté entre nosotros físicamente, no es motivo para que dejemos de homenajearlo en tan significativa fecha, recordándolo como él fue, es y será para los cubanos: siempre alegre, siempre joven, eternamente vivo.