“Me marcho de Cuba, porque me han cerrado todas las puertas de la
lucha cívica”; así escribió el joven abogado Fidel Castro Ruz poco antes
que el 7 de julio de 1955, hace hoy 64 años, partiera hacia el exilio
en Méjico en el vuelo 566 de Mejicana de Aviación, con destino a Mérida
en tránsito hacia Veracruz, donde llegó en esa misma fecha.
Habían transcurrido hasta ese momento 51 días desde el 15 de mayo de
1955, cuando Fidel y un grupo de asaltantes de los cuarteles Moncada, de
Santiago de Cuba y Céspedes, de Bayamo, fueron puestos en libertad en
Isla de Pinos por una amnistía que la dictadura batistiana se vio
obligada a decretar debido a la presión popular.
Durante el breve período de tiempo que Fidel permaneció en Cuba sus
esfuerzos estuvieron encaminados a organizar la lucha futura creándose
el 12 de junio de 1955 el Movimiento 26 de Julio, cuya dirección
nacional acordó que el líder revolucionario partiera hacia el extranjero
con el fin de preparar un destacamento armado y entrenado para
reiniciar la guerra de liberación en Cuba.
La dictadura batistiana por su parte desató contra Fidel y los
moncadistas una escalada represiva que incluía un plan para asesinar al
joven abogado y a su hermano Raúl en tanto prohibió cualquier tipo de
participación del líder revolucionario en los medios de difusión y
clausuró el periódico La Calle, que servía en alguna medida de tribuna a
Fidel.
Cerrados todos los caminos de la lucha cívica a Fidel no le quedó
otra alternativa que el camino del exilio y un día antes de su partida
hacia Méjico, el líder del Movimiento 26 de Julio declaraba: “Como
martiano pienso que ha llegado la hora de tomar los derechos y no
pedirlos, de arrancarlos en vez de mendingarlos”
Para el doctor Fidel Castro el exilio en Méjico se extendería por más
de un año y tres meses, hasta que el 25 de noviembre de 1956 partió de
regreso a Cuba con la expedición del yate Granma para cumplir lo que
había dicho en una carta de despedida, el 7 de julio de 1955:
“Volveremos cuando podamos traerle a este pueblo la libertad y el
derecho a vivir decorosamente, sin despotismo y sin hambre”.
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