Días después del asalto al Cuartel Moncada cuando fue hecho
prisionero en las montañas de la Gran Piedra, próximo a Santiago de
Cuba, y trasladado al Vivac de esta ciudad, el joven abogado Fidel
Castro declaró que el autor intelectual de los hechos del 26 de Julio
fue nuestro apóstol José Martí, lo que ratificó posteriormente en el
juicio que se decidió por el intento de derrocar a la tiranía batistiana
con el asalto a los cuarteles Moncada de Santiago de Cuba y Céspedes de
Bayamo.
De ahí que el ideario martiano fuera considerado como la base
política e ideológica de este movimiento revolucionario encabezado por
el doctor Fidel Castro Ruz y que tomó precisamente el nombre de
Generación del Centenario, en homenaje a los cien años del natalicio del
Apóstol de la independencia de Cuba.
La propia composición social de los asaltantes: obreros, campesinos,
intelectuales, estudiantes, constituyó la más cercana vinculación de
este movimiento a Martí, el cual había proclamado en uno de sus versos
sencillos: “Con los hombres de la tierra quiero yo mi suerte echar”
El Programa del Movimiento y su aplicación en caso de tomarse el
poder, tenía profundas raíces martianas: el problema de la tierra, del
hambre, de la miseria, de la vivienda, la educación y la salud, entre
otros. Fueron también anhelos martianos en su tiempo.
En el juicio por los sucesos del Moncada, Fidel no negó esta
vinculación con el ideario martiano y fue por ello que la tiranía
prohibió se leyeran los libros del Apóstol en la cárcel donde guardaban
prisión los jóvenes asaltantes.
La historia encargaría posteriormente, de reafirmar el propósito
martiano de Fidel y los jóvenes de la Generación del Centenario, ya que
tras el triunfo del Primero de Enero de 1959, toda la obra de la
Revolución ha estado guiada por el pensamiento del Apóstol.
A 66 años del asalto a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba y
Céspedes de Bayamo, el Héroe Nacional Cubano José Martí sigue estando
presente en el acontecer de nuestro pueblo y su Revolución, reafirmando
que la sangre derramada junto a su tumba por los jóvenes de la
Generación del Centenario no fue en vano.
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