Hoy se cumple el aniversario 74 en que en la mañana de aquel 6 de
agosto, Estados Unidos lanzaba sobre Hiroshima la primera bomba nuclear
de la historia. Desde ese momento los japoneses experimentaban mucho
temor e incertidumbre ante la posibilidad de un nuevo ataque.
La primera bomba que cayó sobre Hiroshima era de 3 metros de largo y
cuatro toneladas y media de peso y estalló, precisamente, sobre el
Hospital Shima, levantando una temperatura de un millón de grados
centígrados, matando de inmediato a más de 70 mil personas que se
volatizaron y sólo dejaron sobre la tierra sus sombras. En tres
kilómetros a la redonda nada quedó.
Aquel ataque nuclear no estaba justificado, ya Japón había sido
derrotado en todos los frentes de batalla durante la II Guerra Mundial.
Estados Unidos sólo quería demostrar a la humanidad que ya poseían un
arma tremendamente mortífera y estaba dispuesto a usarla donde y
cuántas veces fuera necesario.
Para que se tenga una idea del daño causado con esta maligna acción,
además de los 70 mil muertos, unas horas antes del Aniversario 58 de la
caída de la bomba atómica en Hiroshima, la publicación de un nuevo
estudio sobre el tema levantó algunos temores entre los supervivientes
de aquella catástrofe, ya que el mismo aseguraba que algunas dosis de
radiación podrían haber sido subestimadas.
Los nuevos datos aportaron por primera vez una clara medida respecto a
las dosis de neutrones en los supervivientes de Hiroshima, según reveló
Tore Trasume, de la Universidad de UTA en Salt Lake City, quien
encabezó la investigación. Los supervivientes de la bomba de Hiroshima,
lanzada el 6 de agosto de 1945 fueron expuestos a dos tipos de
radiación, los rayos gamma y los neutrones.
A más de seis décadas de aquella catástrofe nuclear, aún siguen
apareciendo secuelas en los habitantes del lugar, los cuales padecen de
diferentes enfermedades y que aún cobra miles de víctimas muriendo de
diferentes tipos de cáncer, fragilidad de los huesos, tuberculosis,
entre otros padecimientos.
Un día como hoy, 6 de agosto, miles de japoneses rinden homenaje en
Hiroshima a las víctimas de aquel genocidio nuclear, clamando por la paz
que necesita la humanidad, porque el peligro de una guerra nuclear está
latente y las armas prestas a caer en cualquier punto del orbe por la
política chantajista e irracional de los mismos que entonces ordenaron
los ataques atómicos contra la inocente población japonesa.
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