sábado, enero 15, 2011

Rubén Martínez Villena: volcán y aurora

Por Margarita Piedra Cesar

La vida es paradójica. Hay hombres que viven muchos años y no dejan su huella en la memoria. Hay otros cuya existencia es fugaz, pero marcan el tiempo que les tocó vivir y, lo más importante aún, el tiempo por venir.

Uno de esos hombres lo fue Rubén Martínez Villena, que apenas le bastaron 35 años para dejar su impronta en la historia y en la cultura cubana, porque su acción y sus versos fueron una ejemplar lección de entrega para, como el mismo dijera, "acabar la obra de las revoluciones, para vengar los muertos que padecen de ultraje, (…) para que la Republica se mantenga de sí, para cumplir el sueño de mármol de Martí…"

La biografía política de Villena confirma su temprano y definitivo compromiso con la causa de la justicia y la razón. Su nombre aparece al frente de la Protesta de los Trece, organizador de la Falange de Acción Cubana, dirigente de la huelga de marzo de 1930, miembro de la Liga Antiimperialista de Cuba, militante del Partido Comunista desde 1927 y miembro de su comité central, junto con Mella. En 1927 se le descubre a Villena la enfermedad que después le causaría la muerte. En 1930 viaja a la Unión Soviética para someterse a un tratamiento, pero ante los acontecimientos que se venían sucediendo en la patria, regresa a Cuba para ponerse al frente del Movimiento Obrero y la Huelga General que en agosto de 1933 derrocó al tirano Gerardo Machado.

Los últimos días de su existencia los pasa Rubén Martínez Villena en el sanatorio La Esperanza, de La Habana. Allí el 16 de enero de 1934 se apagó su vida breve, aunque intensa, dejándonos para siempre su ejemplo de consagración a una causa, su voluntad tenaz al servicio de un ideal y su abnegación en más de una batalla por conquistar el futuro.
77 años después de su desaparición física, a Rubén Martínez Villena se le recuerda por todo lo que fue en su vida excepcional y que podríamos resumir con dos palabras: VOLCAN Y AURORA.