Cuando el primero de marzo de 1958 dos columnas guerrilleras se separaban del núcleo central del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra y avanzaban hacia el norte y el oeste de la otrora provincia de Oriente, comenzaba la guerra revolucionaria a extenderse por todo este territorio como parte de la estrategia global de llevarla a todo el país.
Unos días antes, el 27 de febrero de 1958 en una reunión sostenida en la Comandancia General del Ejército Rebelde los capitanes Raúl Castro Ruz y Juan Almeida Bosque fueron ascendidos al grado de Comandante y designados jefes de las columnas 6 y 3 que llevarían a la práctica tal concepción.
En tan solo dos días, fueron alistadas las tropas que cumplirían esas riesgosas misiones encomendadas personalmente, por el Comandante en Jefe Fidel Castro, y que ponían en evidencia la fortaleza alcanzada por el Ejército Rebelde en 15 meses de lucha después del desembarco de los expedicionarios del yate Granma.
La Columna 6 nombrada Frank País García la integraban 57 hombres al mando del Comandante Raúl Castro Ruz, mientras que la 3, denominada Santiago de Cuba, estaría encabezada por el Comandante Juan Almeida Bosque y disponía de 67 combatientes, incluidas dos mujeres. Ambas columnas partieron el primero de marzo de 1958, desde el lugar conocido por la Pata de la Mesa en la Sierra Maestra, donde fueron despedidas por el Comandante en Jefe Fidel Castro.
Ambos grupos guerrilleros en una primera etapa avanzaron juntos hasta que, en el lugar llamado Puerto Arturo, se separaron el 6 de marzo quedando la Columna 3 en ese lugar constituyéndose de hecho el III Frente Oriental Mario Muñoz Monroy.
La Columna 6 por su parte, continuó su avance hacia el noroeste en busca de su objetivo y no sin pocos tropiezos y peligros llegó el 11 de marzo a Piloto del Medio en el actual municipio San Luis, dejando constituido en ese lugar el II Frente Oriental Frank País García.
A partir del primero de marzo de 1958 el avance y la creación de ambos frentes en los días posteriores, constituyeron sin dudas sendas hazañas del Ejército Rebelde y el punto de partida para pasar a una etapa superior de lucha que condujera a la Revolución por los caminos de la victoria definitiva.
viernes, marzo 01, 2013
Profesionales de la prensa evocan al maestro
Jardín Escondido: Doble corona de excelencia Nacional agricultura urbana
jueves, febrero 28, 2013
miércoles, febrero 27, 2013
Homenaje a Céspedes a 139 años de su caída en combate
Todos los honores al Padre de la Patria
"(...) Mi revólver tiene seis tiros, cinco para los españoles y uno para mí. Muerto podrán cogerme, pero prisionero ¡nunca!". Y así mismo fue.
Triste debió ser aquel 27 de febrero de 1874, cuando en San Lorenzo, un apartado rincón de la Sierra Maestra, rindió sus armas a la muerte, aquel que con toda justeza se había proclamado El Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes.
Hasta ese lugar, donde lo habían obligado a refugiarse y tal vez guiado por las sombras de la traición, llegaron los soldados españoles del Batallón de San Quintín, frente a los cuales Céspedes se batió solo, con un revólver, defendiéndose hasta la muerte, que encontró heroicamente en el fondo de un áspero barranco.
El ex-presidente de la República en Armas había solicitado a ese gobierno se le permitiera salir del país, para reunirse con su esposa y dos hijos que no conocía, solicitud que le fue negada por que lo preferían "borrado" del acontecer revolucionario que él había iniciado con gloria el 10 de octubre de 1868.
En San Lorenzo, Céspedes se había dedicado a la noble tarea de enseñar a leer y escribir a los niños de la zona. Soportó allí enormes penurias y abandono, al extremo de quedarse casi sin zapatos para andar, además de padecer algunas enfermedades, más que de la vejez, de los rigores de la vida en armas que escogió para darle a los cubanos Patria e Independencia.
Y fue consecuente con sus principios hasta el último minuto. No lo pudieron capturar vivo y legó a los cubanos del futuro un verdadero ejemplo de intransigencia y de lealtad a una causa, la más noble de todas: la libertad.
Honor y Gloria al Padre de todos los cubanos, Carlos Manuel de Céspedes, en el aniversario 139 de su muerte, el 27 de febrero de 1874.
Triste debió ser aquel 27 de febrero de 1874, cuando en San Lorenzo, un apartado rincón de la Sierra Maestra, rindió sus armas a la muerte, aquel que con toda justeza se había proclamado El Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes.
Hasta ese lugar, donde lo habían obligado a refugiarse y tal vez guiado por las sombras de la traición, llegaron los soldados españoles del Batallón de San Quintín, frente a los cuales Céspedes se batió solo, con un revólver, defendiéndose hasta la muerte, que encontró heroicamente en el fondo de un áspero barranco.
El ex-presidente de la República en Armas había solicitado a ese gobierno se le permitiera salir del país, para reunirse con su esposa y dos hijos que no conocía, solicitud que le fue negada por que lo preferían "borrado" del acontecer revolucionario que él había iniciado con gloria el 10 de octubre de 1868.
En San Lorenzo, Céspedes se había dedicado a la noble tarea de enseñar a leer y escribir a los niños de la zona. Soportó allí enormes penurias y abandono, al extremo de quedarse casi sin zapatos para andar, además de padecer algunas enfermedades, más que de la vejez, de los rigores de la vida en armas que escogió para darle a los cubanos Patria e Independencia.
Y fue consecuente con sus principios hasta el último minuto. No lo pudieron capturar vivo y legó a los cubanos del futuro un verdadero ejemplo de intransigencia y de lealtad a una causa, la más noble de todas: la libertad.
Honor y Gloria al Padre de todos los cubanos, Carlos Manuel de Céspedes, en el aniversario 139 de su muerte, el 27 de febrero de 1874.
lunes, febrero 25, 2013
En Santiago de Cuba procesan tomates de fábrica guantanamera
Recibe geofísico santiaguero premio por la obra de 2012
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biofísico,
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Conmemorado aniversario del grito de independencia
Se conmomoró en Santiago de Cuba el 118 aniversario del reinicio de nuestras guerras de independencia, conocido como el Grito de Baire. A José Martí se le rindió homenaje solemne en el Cementerio Santa Ifigenia.
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24 febrero,
independencia
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