martes, marzo 15, 2011

La Constitución de Baraguá

Por Margarita Piedra Cesar

Después que el 15 de marzo de 1878, el Mayor General Antonio Maceo protagonizara su heroica protesta frente a España, en Mangos de Baraguá, por la paz sin independencia para la Isla que ofrecía el ominoso Pacto del Zanjón, los que acompañaron al Titán de Bronce en el patriótico gesto consideraron la necesidad de darle una nueva estructura civil y militar a la etapa de lucha que se iniciaría a partir de ese momento, como se le había dejado bien claro a los colonialistas.

Fue en ese sentido que de inmediato un grupo de trabajo, conformado al respecto, se dio a la tarea de redactar una nueva Constitución, que estuvo lista hacia la medianoche de ese día, aprobándose por unanimidad por los participantes en la protesta.

La Constitución de Baraguá era un documento breve, sin dogma ni retórica jurídica, compuesto de seis artículos que establecían fundamentalmente, la creación de un Gobierno Provisional compuesto por cuatro miembros, facultados para nombrar un General en Jefe; no podría firmarse una paz sin independencia y sin el conocimiento expreso del pueblo; y además, se pondrían en vigor las leyes de la República compatibles con la nueva etapa de lucha.

Cumpliendo con los preceptos anteriores, a través del voto directo y secreto, fue electo el Gobierno Provisional que quedó integrado por el Mayor General Manuel de Jesús Calvar, como Presidente; el Coronel Fernando Figueredo, como secretario; en tanto que los vocales fueron el Coronel Leonardo de Mármol y el Teniente Coronel Pablo Beolo.

Este Gobierno Provisional juró fidelidad al pueblo y a la Revolución el 16 de marzo de 1878, hace hoy 133 años y su primer acuerdo fue ascender al grado inmediato superior a los oficiales que acompañaron al Mayor General Antonio Maceo durante la Protesta de Baraguá y designó como General en Jefe del Ejército Libertador a Vicente García y como Jefe de Oriente al propio Titán de Bronce.

El Gobierno estableció su campamento en la serranía de Guantánamo y bajo su conducción a partir del 23 de marzo de 1878 se reinició la lucha por la independencia de Cuba debido a la intransigencia del Mayor General Antonio Maceo Grajales y a su viril Protesta de Baraguá que a juicio de José Martí, "fue el hecho más glorioso de nuestra historia"

domingo, marzo 13, 2011

Recordando el 13 de marzo de 1957

Por Margarita Piedra Cesar

Después del asalto al cuartel Moncada en 1953, y de la salida de Fidel del presidio en 1955, la unidad de todas las fuerzas revolucionarias del país se hacía imprescindible, para la lucha final contra el poder dictatorial imperante.

Esa unidad era vital para que no sucediera lo del 1868, con el Pacto del Zanjón; para que no se escamoteara la victoria como en el 1895; para que no suspiraran por ella los combatientes, como en la lucha contra la dictadura de Machado, antes y después de 1933.

En febrero de 1956 la Federación Estudiantil Universitaria, FEU, crea el Directorio Revolucionario, que sería su organización insurreccional, para la acción necesaria que derrocara a la tiranía batistiana y para el establecimiento de un estado revolucionario.

En agosto de 1956, el presidente de la FEU, y secretario general del Directorio Revolucionario, José Antonio Echeverría, viaja a Méjico y se entrevista con Fidel, para coordinar tales acciones.

Y como parte de esas acciones, el 13 de marzo de 1957 el Directorio Revolucionario ejecuta el asalto al Palacio Presidencial y la toma de Radio Reloj.

La primera, el asalto a Palacio, la ejecutan medio centenar de jóvenes y combatientes. Fue un ataque por sorpresa a la guarida del tirano que llegó casi hasta el despacho del mismo dictador, pero la resistencia de la guarnición les hizo retroceder haciendo fracasar el empeño.

La toma de Radio Reloj fue encabezada por el propio presidente de la FEU, José Antonio Echeverría, quien leyó una alocución al pueblo de Cuba, hasta que fue cortada la transmisión. Cuando se retiraba de esa misión, el dirigente estudiantil fue abatido por las balas de los esbirros.

El asalto a Palacio y la toma de Radio Reloj, no tuvieron el éxito esperado, pero conmocionaron a los cubanos de entonces y les indicaron que el movimiento estudiantil no estaba ajeno al propósito de establecer en el país la libertad y la justicia social.

En su alocución antes de morir, José Antonio Echeverría dijo: "Si caemos que nuestra sangre señale el camino de la libertad".

Hoy el pueblo disfruta a plenitud de esa libertad y la defiende teniendo como ejemplo la sangre derramada por líder estudiantil y demás mártires, que ofrendaron sus vidas un día como hoy para que la Patria fuera siempre libre e independiente.