miércoles, noviembre 11, 2015

Carlota, el Che... y no somos un rayo en el desierto [+ video]

 Norelys Morales Aguilera 

Con su paradigmática y sabrosa escritura Gabriel García Márquéz, contó de la epopeya cubana en Angola, bajo el nombre cifrado de "Operación Carlota", en honor de la heroica esclava, presumiblemente traída a Cuba desde aquella tierra africana, de origen Lucumí, que se sublevó el 5 de noviembre de 1843 junto con muchos otros esclavos en el ingenio matancero de Triunvirato. El Nobel colombiano dio una pincelada del ambiente cubano de los años de la década de 1980:


 "Se sabe de un ingeniero calificado que se hizo pasar por chofer de camión, de un alto funcionario que logró pasar como mecánico, de una mujer que estuvo a punto de ser admitida como soldado raso. Se sabe de un muchacho que se fue sin permiso de su padre, y que más tarde se encontró con él en Angola, porque también su padre se había ido a escondidas de la familia. En cambio, un sargento de 20 años no consiguió que lo mandaran por ningún medio, y sin embargo tuvo que soportar con el machismo herido, que mandaran a su madre, que es periodista, y a su novia, que es médico. Algunos delincuentes comunes, desde la cárcel, pidieron ser admitidos, pero ninguno de esos casos fue contemplado. [1] 
¿Casualidad?

La Operación comenzó oficialmente el 4 de noviembre de 1975, con el antecedente, en 1965, cuando el Che Guevara avizoró "la necesidad de brindar su aporte solidario e impedir la recolonización de Zaire y contribuir a la lucha armada de los pueblos de las colonias portuguesas, como punto de partida para el gran y definitivo combate: la liberación del pueblo sudafricano del yugo ignominioso del apartheid y la independencia de Namibia ocupada también por los racistas blancos de Pretoria", escribió Jorge Risquet. [2]

El 26 de julio de 1991, en discurso en Matanzas, Nelson Mandela afirmó:
"El pueblo cubano ocupa un lugar especial en el corazón de los pueblos de África. Los internacionalistas cubanos hicieron una contribución a la independencia, la libertad y la justicia en África que no tiene paralelo por los principios y el desinterés que la caracterizan." [3]

Dieciséis años duró la gesta cubana junto al pueblo angolano. Alrededor de 300 mil cubanos participaron en la epopeya combativa, y dos mil perdieron la vida en la contienda. Otros 50 000 colaboradores civiles también brindaron su aporte solidario.

Cuarenta años después, inequívocamente, la mayoría de aquellos compatriotas, pueden afirmar, que el internacionalismo de Ernesto Guevara fue una inspiración. Así también lo es hoy para los miles de colaboradores de la salud, la educación y otras áreas, que prestan servicios en los lugares más remotos.

No hay casualidad. Ni Carlota, ni Che, fueron algo aislado, "un rayo en el desierto" como reza la frase popular, si se observa la historia de Cuba y lo que como nación venimos siendo y creciendo.

Da fe y enaltece, que mientras aquellos que suelen hacerse sonar, disparan dardos, denigran u ofenden, con la complicidad de los mass media, deberán saber que en Cuba, no les será tan fácil la tarea, que realizan con alevosía.

Con muchos les será imposible, como vemos en el video que muestro con testimonios -hay más- de villaclareños, esta región de la Isla, que resguarda los restos del Guerrillero y sus compañeros, llamados por Fidel, el Destacamento de Refuerzo, en tiempo de Batalla de Ideas.

Nunca fueron derrotados, aún muertos. Siempre habrá en la tierra cubana quien tome las banderas, porque tampoco hoy, aunque lo crea algún sesudo al servicio de los laboratorios mediáticos u otros practicantes de las nuevas conquistas de la mente, archiconocidos, se puede venir de un rayo en el desierto para defender tanto, como se hace y hará.
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