viernes, abril 15, 2016

El Canciller de la Dignidad y la invasión a Playa Girón



Resultado de imagen para raul roa habla en la onuPor estos días de abril en que el pueblo de Cuba rememora el aniversario 55 de la Epopeya de Playa Girón, y de la primera derrota militar del imperialismo yanqui en América, es justo recordar también de Raúl Roa García, nuestro Canciller de la Dignidad, quien entre el 15 y el 19 de abril de 1961, convirtió la tribuna de la Asamblea General de la ONU en una trinchera más para defender a la Revolución e hizo de su verbo, único, insustituible, una poderosa arma que disparaba proyectiles de verdades sobre el enemigo en su misma madriguera.

Coincidió la agresión aérea a los aeropuertos cubanos el 15 de abril de 1961 con la presencia en Nueva York del Ministro de Relaciones Exteriores de la Isla, quien había viajado a esa ciudad norteamericana para asistir a los debates del Décimo Quinto período ordinario de la Asamblea General de la ONU, donde Roa se proponía denunciar los preparativos para la agresión mercenaria que llevaba a cabo la Agencia Central de Inteligencia yanqui, con el consentimiento de su gobierno.

La intervención del Canciller Cubano debía efectuarse el 15 de abril en horas de la tarde, pero Roa se las ingenió para que le concedieran la palabra esa misma mañana para tratar una cuestión de orden y ante el asombro de todo el plenario y sobre todo de la delegación norteamericana, el diplomático de la Isla subió a la tribuna y acusó directamente a Estados Unidos de ser el autor del traidor ataque a los aeropuertos cubanos, acción que ponía en peligro la paz y la seguridad internacionales.

Cuando el Presidente en funciones de la Asamblea General de la ONU, el irlandés Frederik H. Boland se percató de que lo tratado por Roa no era una cuestión de orden sino de fondo lo conminó a que abandonara la tribuna, pero Roa prosiguió su discurso acusatorio hasta que expresó "ya lo he dicho y me retiro".

A partir del 17 de abril de 1961 el canciller Raúl Roa García y los restantes integrantes de la delegación cubana que asistió al Décimo Quinto período ordinario de la Asamblea General  convirtieron el plenario de la sede de la ONU, en New York, en una batalla simultánea a la que se libraba en las arenas de Girón y en los cenagales de la península de Zapata, donde también se obtuvo una victoria diplomática para informar al mundo de la agresión de Estados Unidos a la isla caribeña.

Y ese héroe de esta batalla diplomática, arriba este 18 de abril al aniversario 103 de su natalicio, pues había venido al mundo en 1907. Estudió Derecho en la Universidad de La Habana y de ahí se convirtió no solo en un prestigioso intelectual con varios libros publicados, sino también en un vehemente revolucionario de la llamada Generación del 30 y por ello sufrió presidio en varias ocasiones y en otras oportunidades tuvo que marchar al exilio hasta el triunfo de la Revolución.

En 1959 fue designado Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno Revolucionario de Cuba, cargo que desempeñó por más de 45 años y por su brillante ejecutoria diplomática y las numerosas victorias obtenidas en este campo a favor de la Revolución, nuestro pueblo lo bautizó como el " Canciller de la Dignidad".

15 de abril de 1961, preludio de la invasión a Girón



Aviones B-26 con insignias cubanas y procedentes de Puerto Cabezas, Nicaragua, bombardeaban el aeródromo Antonio Maceo, de Santiago de Cuba. Foto tomada de JRebeldeTraicioneramente escudándose en las brumas del amanecer cubano, llegaron desde rumbo norte, los aviones piratas que el 15 de abril de 1961, dejaron caer sus mortíferas granadas sobre los aeródromos militares de San Antonio de los Baños y Ciudad Libertad y el aeropuerto civil de Santiago de Cuba. Su objetivo: destruir en tierra la todavía maltrecha Fuerza Aérea Rebelde.

Hubo sorpresas y engaños, porque los aparatos atacantes venían camuflados con insignias cubanas, pero la respuesta de nuestra artillería antiaérea fue rápida y contundente y obligó a esos aviones a perderse por donde mismo habían llegado y algunos de ellos fueron alcanzados por las balas de la razón.

No obstante, el traidor ataque dejó un saldo de siete muertos y numerosos heridos entre los defensores de esas instalaciones, en su mayoría jóvenes milicianos que habían asumido la responsabilidad de proteger con sus armas nuestro cielo a toda costa y costo y así lo demostraron.

En Santiago de Cuba la tragedia pudo haber sido mayor, porque a la hora del ataque se encontraba en la pista un avión civil de Cubana, que debía ser abordado minutos después por personas inocentes y esa nave fue prácticamente incinerada por los explosivos mercenarios.

Fue este, como dijera Fidel al siguiente día, el preludio de la invasión. Ya la agresión prevista por la CIA y aprobada por el presidente yanqui John F. Kennedy, estaba en marcha.

Pero no imaginaban los mercenarios y sus patrocinadores lo que les esperaba en Cuba.

El ataque el 15 de abril a los aeropuertos fue la clave para prepararle al poderoso imperio la más bochornosa derrota que recuerde su historia. Los días posteriores de abril lo confirmaron hace hoy 55 años.