viernes, noviembre 02, 2018

La artillería terrestre cubana y su aniversario 58

La artillería terrestre de las Fuerzas Armadas Revolucionarias está celebrando hoy 2 de noviembre, el Aniversario 58 de su creación. Ya para 1960, la política agresiva de los Estados Unidos contra la Revolución Cubana se hacía cada vez más evidente, por lo que se tomó la decisión de preparar a nuestro país para enfrentar cualquier tipo de agresión, incluida la militar directa.

La solidaridad mostrada entonces por el campo socialista y de manera particular por la Unión Soviética, permitió la adquisición de modernos armamentos para dotar a las FAR de la capacidad combativa necesaria, para enfrentar una agresión.

A finales del año 1960 comenzaron a llegar a Cuba las primeras piezas de la artillería terrestre, al tiempo que un reducido grupo de soldados del Ejército Rebelde iniciaban su preparación para el dominio de este tipo de armamento.

Entre los días finales de octubre y principios de noviembre de ese año, y en respuesta a un llamado del Comandante en Jefe Fidel Castro, se incorporaron al entrenamiento miles de milicianos a lo largo y ancho del país, tarea que fue acogida con entusiasmo interés y dedicación por parte de los obreros, estudiantes y campesinos, integrantes de las Milicias Nacionales Revolucionarias.

De esa forma quedaron constituidas en el país las primeras baterías de la artillería terrestre, por lo que se tomó el 2 de noviembre, como fecha de creación de ese tipo de arma en las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

La artillería terrestre cubana tuvo su bautismo de fuego durante la agresión a la Isla por Playa Girón, donde jugó un papel determinante en el rechazo a los mercenarios invasores, al tiempo que miles de baterías a lo largo del país se encontraban listas para entrar en acción, si era necesario.

También durante la Crisis de Octubre en 1962, este órgano de defensa estuvo todo momento en plena disposición combativa como lo ha estado durante estos cuarenta y cinco años: lista para dar la merecida respuesta a quien ose agredir a la Patria.

Los artilleros cubanos se les puede decir hoy, que el pueblo confía plenamente en que ellos sabrán defender con honor y valentía cada pulgada del territorio si fuese necesario, con la misma fe en la victoria con que lo hicieron en Playa Girón. ¡Felicidades artilleros!

viernes, octubre 26, 2018

26 de octubre: dos hechos históricos


La fecha del 26 de octubre quedó marcada en nuestra historia por dos hechos significativos:  En 1868 bajo el mando de Máximo Gómez se produjo la Primera Carga al Machete de nuestras gestas independentistas y en 1959, se creaban las Milicias Nacionales Revolucionarias que ponía en manos del pueblo las armas para defender la Revolución.

El 26 de octubre de 1868, Máximo Gómez un joven ex oficial dominicano, recibió la orden de impedir el avance de una poderosa columna de 700 soldados españoles que se trasladaban desde Santiago de Cuba con el propósito de llegar a Bayamo donde Carlos Manuel de Céspedes había establecido la capital de la Revolución después de tomar esa importante ciudad.

Con apenas 40 hombres, Gómez preparó una emboscada en el lugar conocido por Pino de Baire y con machete en mano, cargó contra la avanzada de la columna española de unos 200 soldados, los que huyeron despavoridos ante las heridas que causaba esa arma blanca, la cual se convirtió a partir de ese momento en una terrible pesadilla para los colonialistas, que evitaban enfrentarse a los mambises que las esgrimían en los combates.

El propio Coronel Demetrio Quiroz, al frente de la Columna Española, no pudo creer la derrota de sus hombres y ordenó la retirada hacia el poblado de Baire donde se refugiaron. En lo adelante, el machete se convertiría en el medio de guerra más importante para los cubanos, gracias al dominicano Máximo Gómez, que llegó a ser el General en jefe del Ejército Libertador durante la guerra de 1895.

Asimismo, el 26 de octubre de 1859, ante casi un millón de cubanos concentrados en el antiguo Palacio Presidencial, en la Habana, el Comandante en Jefe Fidel Castro anunciaba que el pueblo sería militarmente armado y preparado surgiendo así las Milicias Nacionales Revolucionarias, para enfrentar a los enemigos internos y externos que pretendían derrotar la Revolución.

A partir de ese momento, centenares de miles de cubanos a lo largo y ancho del  país, se integraron a las Milicias Nacionales que enriquecían las tradiciones combativas de nuestro pueblo, como ocurrió en Playa Girón, en la Lucha contra Bandidos y durante la Crisis de Octubre, donde nuestro pueblo salió victorioso por el apoyo brindado a las Fuerzas Armadas Revolucionarias por las milicias obreras y campesinas.

Esa misma tarde-noche del 26 de octubre de 1959 el Comandante Camilo Cienfuegos pronunció su último discurso, pues dos días después, el avión que lo trasladaba a la capital tras neutralizar una revuelta de oficiales en Camagüey, desapareció en medio de una tormenta arrebatándonos para siempre la figura del inolvidable Comandante de la sonrisa eterna.



 

miércoles, octubre 24, 2018

Segunda entrevista de Fidel y Frank en Méjico


Después de su primera entrevista con Fidel en Méjico, el 10 de agosto de 1956 el líder revolucionario santiaguero Frank País García, viajó por segunda ocasión al país azteca el 14 de octubre de ese mismo año para sostener un segundo encuentro con el líder de la revolución y precisar detalles sobre los preparativos de la expedición del Yate Granma y el apoyo que se le debía dar en la isla.

En esta segunda entrevista Frank reiteró a Fidel algo que ya había sido planteado por él en el primer encuentro, el cambio de fecha de la expedición debido a que el movimiento no contaba con los suficientes recursos bélicos para un levantamiento armado a nivel nacional.

Sin embargo, Fidel argumentó no posponer la fecha prevista para la expedición teniendo en cuenta el peligro que representaba mantenerse en Méjico, donde podían perder las armas y todo el trabajo realizado al ser detectados por los agentes del dictador Batista que se encontraban en Méjico.

Ese argumento convenció a Frank que regresó a la isla clandestinamente por Camagüey entrevistándose con el jefe del movimiento de ese territorio para ponerlo al tanto de las acciones que debían realizar los camagüeyanos en apoyo al desembarco de los expedicionarios del Granma. De igual forma, lo hizo en Las Villas y en La Habana, donde también estuvieron los coordinadores provinciales de Pinar del Río y Matanzas.

En los primeros días de noviembre Frank País regresó a Santiago de Cuba, donde se dedicó por entero y con más ahínco a los preparativos para apoyar el desembarco, que debía producirse por un punto de la costa sur de la otrora provincia de Oriente, próximo a Niquero y en una fecha que se conocería cuando Frank recibiera el aviso de la partida de Granma desde Méjico.

De ese encuentro con Fidel en Méjico, Frank regresó además con la designación de máximo dirigente del Movimiento del 26 en la isla, cuando tenía solo 22 años de edad.

Asimismo, en esa entrevista se determinó que la acción principal se produjera en Santiago de Cuba con un levantamiento armado de la ciudad, más otras acciones que tendrían lugar a lo largo de la isla.

A partir de ese momento todos los movimientos de Frank dentro y fuera de la ciudad de Santiago de Cuba, eran semiclandestinos, son el propósito de preservar al máximo al líder revolucionario santiaguero y con él todos los preparativos que se venían ejecutando para apoyar el desembarco de la expedición del Granma, aún bajo la aguda vigilancia del régimen y sus servidores.

miércoles, octubre 10, 2018

Yara, primer bautismo de fuego de Céspedes

Hace 150 años, en la noche del 11 de octubre de 1868, poco más de 24 horas después del alzamiento de La Damajagua, llegó Carlos Manuel de Céspedes con su bisoña tropa independentista  al poblado de Yara, de unos 600 habitantes, donde radicaba una pequeña guarnición de soldados colonialistas que no contaban con fortificaciones para su defensa.

Céspedes envió emisarios a que se entrevistasen con el jefe de la plaza, el Capitán Riera, para que no ofreciera resistencia a la entrada de la tropa cubana al poblado, el cual aceptó inmediatamente la proposición pues sabía que por el camino de Bayamo a Yara avanzaba una columna española que se encargaría de enfrentar a los insurrectos, malamente armados y desconocedores de la más elemental disciplina militar.

La entrada de los independentistas a Yara se hizo de forma triunfal dando gritos de ¡Viva Cuba libre!, mientras que la columna española, que ya había llegado al poblado, se emboscó en la iglesia y en los portales de la plaza pública recibiendo a los rebeldes con cerradas descargas de fusilería, casi a boca de jarro.

El inesperado ataque de los soldados colonialistas provocó la rápida dispersión de los cubanos en todas las direcciones. Teniendo en cuenta la superioridad numérica del enemigo, Céspedes se vio obligado a ordenar la retirada de su inexperta tropa.

Es célebre la anécdota histórica de que ante este primer fracaso, Carlos Manuel de Céspedes reunido con un reducido grupo de once compatriotas escuchó la frase derrotista de: “¡Todo está perdido!”, y alzando su voz impetuosa expresó: “Quedan 12 hombres, bastan para hacer la independencia de Cuba”.

Después de sufrir su primera derrota en Yara, Céspedes se dedicó a reorganizar su fuerza dispersa y al amanecer del siguiente día, 12 de octubre, se reunión en el lugar conocido por las Sabanas de Cabagán, con un valioso refuerzo de 300 hombres encabezados por el dominicano Luis Marcano poseedor de conocimientos militares, quien fue nombrado jefe de operaciones con el grado de Teniente General.

Pronto aquel primer gran revés de Yara se convertiría en la primera gran victoria de la revolución con la toma de Bayamo nueve días después, pero sobre todo, las llamas de la revolución de La Demajagua se extendieron pronto a todo el Oriente cubano, que secundó el grito de ¡Independencia o Muerte! dado por Carlos Manuel de Céspedes al amanecer del glorioso 10 de octubre de 1


868.

jueves, julio 19, 2018

Ramón López Peña, símbolo de la valerosa fuerza en la frontera

En la tarde-noche del 19 de julio de 1964 el joven soldado Ramón López Peña asumió la guardia en la posta número 44 del perímetro fronterizo que separa al territorio cubano del que ilegalmente ocupa la Base Naval norteamericana de Guantánamo.

A las 7 y siete minutos de esa tarde noche, un proyectil disparado desde la parte yanqui de la base penetró por la aspillera de  la casamata donde realizaba su guardia dejando sin vida al joven combatiente quien apenas tenia 17 años de edad.

López Peña había nacido en 1946 en Puerto Padre en la actual provincia de Las Tunas donde sólo pudo estudiar hasta el cuarto grado al tener que dedicarse a las labores del campo para ayudar a sus padres y numerosos hermanos de los cuales era el mayor.

Como otros miles de jóvenes cubanos después de permanecer un tiempo en las milicias nacionales, López Peña fue escogido para que cumpliera su deber patriótico en las Fuerzas Armadas Revolucionarias y luego de un período en la División 50 de Mangos de Baraguá y de haber tomado parte en la lucha contra bandidos, fue elegido para integrar el glorioso Batallón Fronterizo de las FAR, en Caimanera, en la provincia de Guantánamo.

En esa unidad López Peña se destacó como combatiente ejemplar por lo que cuatro días antes de su muerte se le inició el proceso como militante de la Unión de Jóvenes Comunistas de esa gran unidad, por donde comenzó a constituirse esa organización política en las FAR.

Su cadáver fue velado en un primer momento en Santiago de Cuba, donde más de 50 mil hijos de esta ciudad, le rindieron el merecido homenaje a este joven cubano víctima del terrorismo practicado desde la Base Naval de Guantánamo. Posteriormente fue trasladado a su natal Puerto Padre donde fue sepultado.

El Ministro de las FAR, el entonces Comandante Raúl Castro Ruz, entregó a Andrés, el padre del combatiente caído, el carné de militante de la UJC, primero que obtuvo ese alto honor en las FAR, por su vida ejemplar y su muerte heroica en defensa de la Patria.

54 años después de su muerte, el recuerdo de este soldado fronterizo se hace vigente cada día en esa gloriosa unidad de nuestras Gloriosas Fuerzas Armadas Revolucionarias, donde los soldados más sobresalientes integran la Vanguardia Combativa, que lleva el nombre del joven mártir Ramón López Peña.

lunes, julio 02, 2018

Juan Manuel Márquez: revolucionario a toda prueba

El 3 de julio de 1915, hace hoy 103 años nació en la barriada habanera de Marianao Juan Manuel Márquez, periodista y revolucionario que combatió contra la tiranía de Gerardo Machado derrocado por una Huelga General en agosto de 1933.

Consecuente con sus principios Márquez se opuso también al golpe de estado que encabezó el general Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952 y a partir de ese momento se incorporó a la lucha para derrocarla.

En junio de 1955 Juan Manuel Márquez fue golpeado salvajemente por esbirros de la tiranía batistiana y en la clínica donde se encontraba convaleciente fue visitado por el Dr. Fidel Castro.

A partir de ese momento, se incorporó al recién creado movimiento 26 de Julio, quien decidió trasladarlo fuera de su país para trabajar en la organización de una nueva etapa de lucha.

En Estados Unidos y Méjico, se mantuvo muy cerca de Fidel viajando por varios estados de la Unión Norteamericana, recaudando fondos y organizando los emigrados para la lucha futura.

Al partir de Méjico, el Yate Granma Juan Manuel Márquez viajó en él como Segundo  Jefe de la Expedición y luego del desembarco y de la emboscada de Alegría de Pío, quedó solo vagando por la zona, hasta que el 15 de diciembre de 1956 fue capturado y asesinado por fuerzas del régimen dictatorial.

Al conmemorarse este 3 de julio el aniversario 103 del natalicio de Juan Manuel Márquez se le recuerda como lo que fue, un periodista leal a su profesión, un revolucionario fiel a sus principios de justicia social.

lunes, junio 25, 2018

Un héroe que valía por muchos

Los cubanos y particularmente los santiagueros estamos recordando hoy el aniversario 177 del natalicio del Mayor General Guillermón Moncada, el héroe de nuestras tres guerras independentistas y de quien José Martí dijo que era “alto en todo”

Guillermón nació el 25 de junio de 1841 en la humilde barriada de Los Hoyos, en Santiago de Cuba, y apenas pudo asistir al colegio por su condición de negro y pobre, teniéndose que dedicar desde muy temprana edad al oficio de carpintero-aserradero.

Tenía 27 años cuando estalló la primera gesta independentista cubana el 10 de octubre de 1868, siendo de los primeros en incorporarse a la gesta donde por su valentía alcanzó pronto grados militares y al término de la misma en 1878, ya era Brigadier.

Moncada estuvo entre los cubanos dignos que el 15 de marzo de 1878 acompañaron al Titán de Bronce en la Protesta de Baraguá por el oneroso Pacto del Zanjón, oportunidad en la que Guillermón expresó: “No podemos admitir nunca la paz que bajo condición tan humillante y ridícula nos brindan los españoles”

En consecuencia con ese pensamiento fue que al estallar la Guerra Chiquita en agosto de 1879 Guillermón volvió de nuevo a la manigua como uno de los jefes del movimiento y con el grado de Mayor General. Sin embargo, tras el fracaso de esta breve contienda, Moncada fue hecho prisionero y enviado a Islas Baleares de donde regresó en 1886, aunque ya enfermo de tuberculosis.

No obstante este prestigioso revolucionario santiaguero continuó conspirando contra España, siendo designado Jefe de Oriente al reiniciarse la gesta independentista el 24 de febrero de 1895, tomando nuevamente el camino de la manigua a pesar de saberse enfermo de muerte, cumpliendo con la misión que se le había asignado de encender la llama de la guerra y mantenerla viva hasta el regreso a la isla de los hermanos Maceo, Martí y Máximo Gómez.


Sin embargo, el 5 de abril de 1895, a poco más de un mes de iniciada la lucha independentista el Mayor General Guillermón Moncada fallecía y con su muerte la Revolución Cubana perdía a uno de sus más capaces jefes militares y la guerra a uno de sus más extraordinarios combatientes.
Así recordamos hoy a este extraordinario cubano que, como dijera el Generalísimo Máximo Gómez, “valía por muchos”

domingo, mayo 27, 2018

Exhumación del cadáver de Martí en Santa Ifigenia

Un día como hoy 27 de mayo, pero de 1895 fue sepultado en el cementerio Santa Ifigenia, de Santiago de Cuba, el cadáver del Apóstol de la independencia de Cuba José Martí Pérez, muerto en un combate que tuvo lugar en Boca de Dos Ríos, Oriente, contra una columna española al mando del Coronel Ximénez de Sandoval.

A pesar de los esfuerzos realizados personalmente por el Generalísimo Máximo Gómez, el cadáver de Martí no pudo ser rescatado de manos españolas, y al siguiente día 20 de mayo, fue inhumado por primera vez en el Cementerio de Remanganagua, localidad próxima a Palma Soriano, en la tierra viva y casi desnudo, cubierto sólo con los pantalones.

Como ha de suponerse, la muerte de Martí causó júbilo en Madrid y los medios de prensa colonialistas publicaban titulares manifestando su complacencia por el hecho, ya que muerto el titulado Presidente cubano, que era el alma de la insurrección, le sería más fácil a las tropas colonialistas vencer a los mambises y desmoralizarlos.

Suponiendo que muchos en el exterior no creerían en la caída de Martí el General Salcedo, Jefe de la Plaza Militar de Santiago y de toda la provincia de Oriente, ordenó a Jiménez de Sandoval trasladar a esta ciudad el cadáver del Héroe embalsamado asegurando que aquí sería enterrado, “con el respeto que merece todo muerto”

De ahí que los restos del Apóstol fueran exhumados del cementerio de Remanganagua y trasladados desde esta localidad a Palma Soriano, donde fue expuesto públicamente varias horas en el Parque Central, y más tarde, fue llevado a San Luis desde donde partiría por la vía férrea hasta Santiago de Cuba bajo una fuerte custodia de tropas coloniales, llegando a la capital provincial en la noche del 26 de mayo.

Fue así como en la mañana del 27 de mayo de 1895 los restos de José Martí fueron inhumados por segunda vez en el nicho 134 de la Galería Sur en la necrópolis santiaguera, no sin que antes dos prestigiosos cubanos, Antonio Bravo Correoso y Joaquín Castillo Duany, a solicitud propia, fueran autorizados a verificar la identidad del cadáver de nuestro Apóstol corroborando que efectivamente era ese el que recibiría sepultura, mientras que un fotógrafo dejó constancia gráfica del cuerpo de Martí en el sencillo ataúd en que fue enterrado.

Los restos del Apóstol se mantuvieron en el nicho 134 del cementerio santiaguero hasta 1907 cuando fueron trasladados a un pequeño templete erigido en el mismo lugar, donde permanecieron hasta el 31 de junio de 1951 cuando fueron depositados en el actual Mausoleo, donde un pensamiento de su hermano de batallas, Máximo Gómez reza: “Duerme en paz compatriota y amigo querido, que yo digo de ti lo que la historia ha dicho del héroe griego: bajo el cielo azul de tu patria no hay una tumba más gloriosa que la tuya”. Así será por siempre.

jueves, abril 05, 2018

Guillermo Moncada, el coloso de ébano

Tan solo a cuarenta días de reiniciada la guerra por la independencia con el Grito de Baire, el 5 de abril de 1895, la Revolución perdía a uno de sus más capaces jefes y uno de sus más intransigentes soldados: Guillermo Moncada Veranes, fallecido a causa de una tuberculosis.

Guillermón Moncada tenía 27 años cuando el alzamiento de la Demajagua y dejó el oficio de carpintero, para incorporarse a las filas mambisas, donde en poco tiempo por su valentía adquirió grados militares. Al terminar la Guerra de los Diez Años, Guillermón era Brigadier y había tomado parte en más de un centenar de batallas a las órdenes de Máximo Gómez y Antonio Maceo.

Al producirse el Pacto del Zanjón, Moncada estaba bajo el mando del Titán de Bronce y fue uno de los que le secundó en la célebre Protesta de Baraguá, como uno de sus jefes de confianza.

Para Guillermón Moncada, la terminación de la Guerra de los Diez Años no fue una tregua, pues en agosto de 1887 volvió a las armas al producirse la llamada Guerra Chiquita.

Fracasado ese movimiento insurgente, Moncada fue enviado a prisión en las Islas Baleares, de donde regresó en MIL 886, para proseguir las actividades revolucionarias y, por ello, fue apresado nuevamente y recluido en el Cuartel Reina Mercedes, de Santiago que más tarde llevaría su nombre.

Por sus méritos y experiencias militares, José Martí designó a Guillermón Moncada junto a Bartolomé Masó, para encabezar en  Oriente el movimiento Revolucionario que bajo la dirección del Partido Revolucionario Cubano, se produjo el 24 de febrero de 1895.

Aunque ya para entonces Moncada estaba muy enfermo de tuberculosis, volvió a la manigua y ese histórico día atacó con sus hombres el poblado de Dos Caminos de San Luis, para proveerse de municiones y armas.

Pero la terrible enfermedad que lo minaba pudo más que la voluntad de este coloso de ébano y el 5 de abril de MIL 895, dejó de existir perdiendo así la Revolución a uno de sus más extraordinarios y capaces soldados.

Guillermón Moncada fue uno de esos hombres que nació para ser gigante, no solo por su estatura sino por su arrojo, honor, dignidad y méritos revolucionarios. El acostumbraba a decir: “Mi brazo negro y mi corazón de cubano tienen fe en la victoria”, por eso su pueblo le recuerda ofreciéndole como homenaje la victoria a la que él aspiró, por la que tanto luchó.

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domingo, marzo 04, 2018

Explosión La Coubre, herida abierta en el corazón de los cubanos

¿Criminal sabotaje a La Coubre?, ¿Primer gran zarpazo terrorista?, ¿Herida vierta en el corazón de los cubanos?, ¿Zarpazo imperialista en la bahía habanera?, ¿Crimen terrorista impune?. Estos son algunos de los titulares de nuestra prensa que durante 58 años han sido publicados para recordar aquel 4 de marzo de 1960, cuando más de un centenar de cubanos perdieron a vida víctima del sabotaje al buque francés La Coubre, en el puerto de La Habana, hecho que solo puede ser nombrado de una forma: BARBARIE.

Ni inmediatamente después de la tragedia ni ahora, nadie puede negar que el autor de ese irracional acto terrorista contra la Revolución Cubana fue el gobierno de Estados Unidos, aunque durante el tiempo transcurrido lo haya mantenido en el más absoluto secreto sin permitir que se desclasifique ningún documento donde se haga mención al horripilante crimen, ni siquiera para distorsionar la verdad como es su costumbre hacerlo.

La gran prensa norteamericana, tan audaz y apegada al derecho a la información, sobre todo para hablar y difamar a Cuba, nunca ha dicho nada sobre el sabotaje a La Coubre en este más de medio siglo, no porque sea un hecho muy deshonroso para Estados Unidos, sino porque Washington se lo ha ordenado y tiene que cumplirlo, lo que la hace cómplice del asesinato a mansalva de 101 cubanos inocentes.

En este hecho hubo varios norteamericanos implicados, incluso uno que viajó como pasajero a bordo de la nave y que desembarcó en Miami, cuando el buque hizo una escala no prevista en ese puerto. En La Habana la CIA tenía agentes que se dedicaban a obtener información sobre la llegada de armas al país, y varios estadounidenses fueron detenidos el mismo día de la explosión tomando fotos en el lugar del hecho.

Necesariamente entonces, Estados Unidos tiene que haber investigado estos hechos además de que Francia y Bélgica se lo solicitaron para esclarecer las explosiones, pero de eso nunca se ha hablado. El silencio ha sido absoluto y así permanece hasta ahora. Nadie sabe cuáles fueron los resultados de esas investigaciones.

En una de sus reflexiones, la del 7 de julio de 2007, el líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro, preguntaba: ¿Por qué en nombre de la libertad de información, no se desclasifica un solo documento que nos diga cómo la CIA hace ya casi medio siglo hizo estallar el vapor La Coubre?

Todavía Cuba y el mundo esperan por las respuestas a la pregunta de Fidel aunque la herida de la barbarie de la Coubre nunca sanará en el corazón del pueblo cubano, que siempre recordará a los 101 hermanos que ese 4 de marzo de 1960 perdieron la vida en uno de los más grandes actos terroristas cometidos contra la isla caribeña.

martes, febrero 27, 2018

Todos los honores al Padre de la Patria

“(…) Mi revólver tiene seis tiros, cinco para los españoles y uno para mí. Muerto podrán cogerme, pero prisionero ¡nunca!”. Y así mismo fue.

Triste debió ser aquel 27 de febrero de 1874, cuando en San Lorenzo, un apartado rincón de la Sierra Maestra, rindió sus armas a la muerte, aquel que con toda justeza se había proclamado El Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes.

Hasta ese lugar, donde lo habían obligado a refugiarse y tal vez guiado por las sombras de la traición, llegaron los soldados españoles del Batallón de San Quintín, frente a los cuales Céspedes se batió solo, con un revólver, defendiéndose hasta la muerte, que encontró heroicamente en el fondo de un áspero barranco.

El ex-presidente de la República en Armas había solicitado a ese gobierno se le permitiera salir del país, para reunirse con su esposa y dos hijos que no conocía, solicitud que le fue negada por que lo preferían “borrado” del acontecer revolucionario que él había iniciado con gloria el 10 de octubre de 1868.

En San Lorenzo, Céspedes se había dedicado a la noble tarea de enseñar a leer y escribir a los niños de la zona. Soportó allí enormes penurias y abandono, al extremo de quedarse casi sin zapatos para andar, además de padecer algunas enfermedades, más que de la vejez, de los rigores de la vida en armas que escogió para darle a los cubanos Patria e Independencia.

Y fue consecuente con sus principios hasta el último minuto. No lo pudieron capturar vivo y legó a los cubanos del futuro un verdadero ejemplo de intransigencia y de lealtad a una causa, la más noble de todas: la libertad.

Honor y Gloria al Padre de todos los cubanos, Carlos Manuel de Céspedes, en el aniversario 144 de su muerte, el 27 de febrero de 1874.