sábado, octubre 06, 2012

El inolvidable crimen de Barbados

Dicen que el tiempo todo lo cura. Puede ser que así sea, pero a pesar de los 30 años transcurridos, en el corazón del pueblo cubano permanece abierta la herida que le dejó aquel salvaje acto terrorista del 6 de octubre de 1976, cuando manos asesinas al servicio de Estados Unidos, hicieron estallar en pleno vuelo una nave de Cubana de Aviación, con la pérdida de 73 vidas humanas.

En las azules y profundas aguas del Mar Caribe, próximo a la costa de Barbados, quedaron para siempre aquellos cuerpos, incluidos los de 57 cubanos que regresaban a la patria, la mayoría de ellos integrantes de los equipos masculino y femenino de esgrima que en el Campeonato Centroamericano de ese deporte realizado en Venezuela, ganaron todas las medallas.

Y duele saber que todavía ese crimen permanece impune y uno de sus principales autores, Luis Posada Carriles, está ahora bajo el amparo del gobierno norteamericano, autoproclamado como el “campeón del terrorismo”, menos para sus fieles ahijados de la mafia cubano-americana, y demostrado está que así es.

Y no es de extrañar que Bush ampare en contra del mundo a tales criminales, porque su odio visceral contra la Revolución Cubana, no lo hace ver más allá de sus narices al igual que los restantes presidentes que han gobernado en los últimos años, quienes han permitido todo tipo de acciones terroristas contra la isla y que han cobrado miles de vidas humanas.

Hoy, ese mismo país que ha patrocinado tantos crímenes terroristas contra Cuba, en nombre de un hipócrita antiterrorismo, anda por el mundo matando a miles de personas, incluidos niños inocentes, con la misma impunidad que lo han hecho siempre y que le da su poderío y ansias hegemónicas.

Pero ha de llegar el día en que la humanidad toda, incluidos los cubanos, vea llegar el pago de esos crímenes de mano de la verdadera justicia, que los pueblos sabrán conquistar en nombre de todos los que han caído por el terrorismo de un imperio agonizante y cuya muerte es inevitable.

¡Gloria eternal a los mártires de Barbados!