sábado, septiembre 05, 2015

5 septiembre de 1957: Levantamiento popular en Cienfuegos



Este 5 de septiembre se cumplen 58 años de la sublevación armada de la ciudad de Cienfuegos, uno de los hechos más gloriosos de nuestro pueblo en la última etapa de la lucha por la liberación nacional.

En su libro “La Victoria Estratégica”, de reciente publicación, el Comandante en Jefe, Fidel Castro, se refiere así a ese acontecimiento. “Otro hecho que conmocionó a la opinión pública nacional y sacudió fuertemente al régimen tiránico, fue el alzamiento el 5 de septiembre de 1957 de la dotación naval de Cienfuegos, bajo la dirección de nuestro Movimiento.

Los sublevados lograron dominar la Base Naval de Cayo Largo y con la participación de las milicias del Movimiento 26 de Julio y de numerosos ciudadanos que se aprestaron a luchar con las armas distribuidas al pueblo.
Comenzaron a combatir en distintos puntos de la ciudad. Durante todo ese día y gran parte de la noche, se luchó en las calles de Cienfuegos, hasta que vencidos los últimos focos de resistencia popular por los poderosos refuerzos enviados desde Santa Clara, Matanzas, Camagüey y La Habana,, la ciudad amaneció el día 6 de nuevo en manos del enemigo”

En síntesis, ese es el capítulo glorioso que agregaron los cienfuegueros a nuestra historia el 5 de septiembre de 1957, que no tuvo exento del sacrificio en vidas humanas, como otras tantas, porque durante la sublevación murieron o fueron asesinados 26 marinos, entre ellos el jefe del alzamiento, Alférez de Fragata Dionisio San Román, mientras que 24 civiles también fueron víctimas de los proyectiles de las fuerzas del régimen incluyendo una niña.

Cincuenta y tres años después de aquella gesta cienfueguera, la Patria y su pueblo recuerdan con orgullo a sus protagonistas que hoy están presentes en la obra del a Revolución, porque como expresa uno de los versos de nuestro Himno Nacional, “Morir por la Patria es Vivir”

viernes, septiembre 04, 2015

Batista y el golpe militar del 4 de septiembre de 1933



La historia de Cuba tiene también sus fechas funestas, como la del 4 de septiembre de 1933, cuando de una revuelta de sargentos por reivindicaciones salariales, Fulgencio Batista Zaldívar se robó el liderazgo del show y surgió a la palestra pública convertido en Coronel y en el hombre fuerte del ejército y de la embajada yanqui en la isla.

Ya en esos momentos,  la dictadura del General Gerardo Machado había sido derrotada por una Huelga General Obrera y Cuba vivía una situación revolucionaria favorable, con la instauración de un Gobierno de corte popular encabezado por el doctor Ramón Grau San Martín, y que tenía como Ministro de Gobernación a Antonio Guiteras Holmes.

Precisamente, Guiteras había dictado una serie de leyes y medidas de beneficio popular, entre ellas la nacionalización de la mal llamada Compañía Cubana de Electricidad, propiedad de un monopolio norteamericano, lo que motivó que ese gobierno popular fuera derrocado en enero de 1934, mediante un golpe de estado que encabezó el ya general Fulgencio Batista, cumpliendo órdenes de Washington.

A partir de ese momento el nombre del General Fulgencio Batista se asoció a todo lo malo que existió en Cuba hasta 1958, sobre todo en la terrible represión que se desató durante los tres períodos que gobernó ese siniestro personaje y cuya última etapa, del 10 de marzo de 1952 al 31 de diciembre de 1958, le dejó a la nación un saldo de más de 20 mil muertos.

Batista se creyó impune, un protegido por los santos, como gustaba decir, además de súper protegido por el imperialismo yanqui, que durante sus diferentes etapas gobernantes lo apoyó al máximo, tanto moral como política y militarmente.

Pero la impunidad de aquel oscuro sargento telegrafista devenido en coronel general gracias al imperio, tuvo su límite, porque no pudo resistir el empuje de una verdadera Revolución, que comenzó el 26 de Julio de 1953 y alcanzó la victoria el Primero de Enero de 1959, pese a los santos y el imperio protectores de Batista.

Ochenta años después del fatídico 4 de septiembre de 1933, el nombre de Fulgencio Batista ni se recuerda en nuestra isla, a no ser para rememorar sus orígenes y el luto que dejó sembrado en las familias cubanas durante sus 25 años de poder.