viernes, diciembre 27, 2013

Liberación de Palma Soriano: El camino abierto hacia Santiago de Cuba

La victoria del Ejército Rebelde en la Batalla de Guisa, el 30 de noviembre de 1958, fue sin dudas, el principio del fín para las tropas del dictador Fulgencio Batista en el Oriente de Cuba y dio paso a la Operación Santiago, para reducir y tomar la ciudad capital de la provincia y el bastión militar más importante del regimen fuera de La Habana.

En los días posteriores al Combate de Guisa y durante el mes de diciembre de 1958, cayeron en poder de los rebeldes las localidades de Jiguaní, Santa Rita, Baire, Contramaestre, El Cobre, San Luis, La Maya, Alto Songo, entre otros sitios, por lo que en la ruta central hacia Santiago de Cuba desde Bayamo, solo quedaban el poblado de Maffo y la ciudad de Palma Soriano.

Es así como el 22 de diciembre de 1958 en el lugar conocido por El Tamarindo, el Comandante en Jefe Fidel Castro, Jefe de la Columna 1 y del Primer Frente se reunió con los jefes del II y III Frentes, Comandantes Raúl Castro y Juan Almeida, respectivamente, para iniciar conjuntamente el cerco en torno a Santiago de Cuba con la toma de la ciudad de Palma Soriano, el reducto más importante del ejército del régimen en esta vía.

El 23 de diciembre un disparo de bazooka contra la Estación de la Policía marcó el inicio de la batalla de Palma, donde en varios puntos de la ciudad se parapetaron importantes fuerzas de la tiranía, lo que provocó que a partir de ese momento se combatiera prácticamente casa por casa y en los edificios que rodeaban el Parque Central.

El ejército de la tiranía se defendió fuertemente, hasta con ametrallamientos y bombardeos aéreos sobre la ciudad, pero no pudo contener el avance impetuoso de las tropas rebeldes, que lo obligó a capitular el 27 de diciembre de 1958 habiéndose ocupado más de 350 armas que sirvieron para reforzar a la guerrilla en su avance hacia Santiago de Cuba.

Cuatro días después de la victoria del Ejército Rebelde en Palma Soriano, el Primero de Enero de 1959 desde esa misma ciudad, el Comandante en Jefe. Fidel Castro llamó al pueblo a defender la victoria popular que traidoramente algunos aliados al tirano en contubernio con la embajada norteamericana pretendían escamotear el triunfo que definitivamente fue proclamado ese mismo día primero, en horas de la noche, en el Parque Céspedes de Santiago de Cuba.

martes, diciembre 24, 2013

Momento de intimidad un 24 de diciembre

Un pasaje poco conocido de nuestra historia más reciente es que el 24 de diciembre de 1958, aún en medio de la compleja situación de guerra que existía en el país y sobre todo en el territorio oriental, el Comandante en Jefe Fidel Castro, líder de la Revolución, tuvo un momento de intimidad familiar al visitar a su madre Doña Lina Ruz, a la cual hacía años que no veía.

En su más reciente libro “La Contraofensiva Estratégica”, en el día correspondiente al miércoles 24 de diciembre de 1958 Fidel narra: “El día de Nochebuena, acompañado por Celia y varios combatientes, visité a mi madre en Birán. Luego fui a Marcané y de ahí reemprendí el camino de regreso. En el recorrido hicimos un alto en Mangos de Baraguá, lugar de la histórica protesta de Antonio Maceo”.

El día antes, 23 de diciembre, el Ejército Rebelde bajo la dirección del Comandante en Jefe Fidel Castro, había iniciado el ataque a la ciudad de Palma Soriano, considerada la retaguardia de Santiago de Cuba por encontrarse sólo a 40 kilómetros de la capital oriental.

Palma Soriano y Maffo eran las dos únicas posiciones que le quedaban a la dictadura en el tramo de la Carretera Central entre Santiago y Bayamo, ya que a partir del 30 de noviembre habían sido liberadas Guisa, Jiguaní, Baire, Contramaestre, El Cobre y San Luis, mientras que por el Este, es decir por la vía de Guantánamo, eran libres también Alto Songo, La Maya y El Cristo.

El 22 de diciembre en el lugar conocido por El Tamarindo, cercano a Palma Soriano, se había reunido el mando revolucionario integrado por el Comandante en Jefe Fidel Castro y los jefes del Segundo y Tercer Frentes, Comandantes Raúl Castro y Juan Almeida, para ultimar el plan de la toma de Palma Soriano y las acciones posteriores para el asedio a Santiago de Cuba, la plaza militar más importante de la dictadura, en el interior de la Isla.

Ya a estas alturas el triunfo popular era irreversible y la patria toda se encontraba a las puertas de la nueva alborada del Primero de Enero de 1959.