miércoles, junio 19, 2013

Ejecución de los Rosenberg, 63 años de una infamia

Desde el año 2001 y hasta nuestros días los cubanos y millones de personas en el mundo hemos sido testigos del bochornoso proceso judicial seguido contra nuestro cinco compatriotas, Gerardo Hernández, René González, Ramón Labañino, Fernando González y Antonio Guerrero, detenidos y acusados en septiembre de 1998 de "espiar en favor de Cuba", cuando en realidad lo que hacían era defender a nuestro país del terrorismo de la mafia miamiense, y por lo cual fueron condenados a largas e insólitas penas de prisión, que suman en conjunto cuatro cadenas perpetuas y 77 años de prisión.

No es el único caso... Procesos judiciales así, falsos e injustos, han existido muchos en Estados Unidos, como el de los Mártires de Chicago, el de Saco y Vanzetti o como el de los esposos Ethel y Julius Rosenberg, los sencillos y modestos científicos norteamericanos, que a principios de la década del 50 fueron detenidos y acusados bajo el cargo de espiar en favor de la Unión Soviética y de venderles secretos, por lo cual fueron condenados a la pena capital y ejecutados en la silla eléctrica, el 19 de junio de 1953, en la siniestra cárcel de Sing-Sing.

Eran esos los tiempos de la Guerra Fría que el macartismo señoreaba en los Estados Unidos y todo el que olía a comunista o a progresista, eran encarcelados y expulsados de los centros de trabajo u obligados a emigrar como el caso de millares de artistas, intelectuales, simpatizantes de ese régimen social más justo como el establecidos en la Unión Soviética o como el Socialista de Europa del Este, después de la II Guerra Mundial.

Es en este período, año 1950, donde los esposos Ethel y Julius Rosenberg son detenidos y acusados de espías de la Unión Soviética y de haberle vendido a ese país el secreto de la bomba atómica, arma que por ese entonces sólo poseía Estados Unidos y que tan dramáticamente había sido probada contra los pueblos japoneses de Hiroshima y Nagasaki al precio de centenares de miles de vidas inocentes.

Los esposos Rosenberg fueron sometidos a un largo y amañado proceso judicial con pruebas y falsos testigos y un jurado que finalmente los declaró culpables de "traición a la nación", siendo condenados a la pehttp://baracoesasantiaguera.blogcip.cu/wp-admin/media-upload.php?post_id=907&type=image&TB_iframe=1na capital, que se ejecutó en la tenebrosa y tristemente célebre cárcel de Sin-Sing, en Estados Unidos, en la tarde del 19 de junio de 1953, a pesar de que los Rosemberg hasta el último instante se declararon inocentes de los cargos imputados.

63 años después, ese juicio de los Rosenberg tiene su copia fiel y exacta en el proceso desarrollado contra los Cinco Héroes Cubanos, condenados por la justicia norteamericana.

martes, junio 18, 2013

Vilma Espín siempre presente

El tiempo ha pasado de prisa y aún resulta imposible imaginar que hace hoy 6 años, el 18 de junio de 2007, dejó de existir físicamente la compañera Vilma Espín Guillois, la heroína del llano y de las montañas, la ejemplar mujer de todos los tiempos y la inolvidable hija del heroico pueblo santiaguero.

Decía el Héroe Nacional Cubano José Martí que:”la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”, y en Vilma se cumple a cabalidad esa sentencia del Apóstol, porque lo hecho por ella  en los 80 años que existió, son cosas sembradas para siempre en el corazón de su pueblo y particularmente entre sus mujeres y niños, por los cuales hizo tanto.

No es necesario reiterar lo que Vilma nos dejó, porque cuando se habla de la mujer cubana y de la igualdad alcanzada en todos los sentidos, habrá que recordar cuánto significó en este cambio la Federación de Mujeres Cubanas creada en 1960 y que se definió como una Revolución dentro de la Revolución, por la magnitud de las tareas emprendidas y sobre todo por el papel reivindicativo de nuestras féminas, que hasta ese momento eran un objeto sin sentido dentro del hogar y la familia.

Y cuántas glorias no le han dado a Cuba sus mujeres por más que se busque no se podrá encontrar una actividad política, económica, social, cultural, deportiva, científica, educacional, de la defensa y del internacionalismo, donde no esté presente la mano sensible y la sonrisa de la mujer cubana ungiendo la obra con la miel de su cariño, para hacerla invencible.

Por eso un día como hoy al recordar el cuarto aniversario de la desaparición física de Vilma Espín Guillois, hagámoslo con el compromiso de no olvidar jamás su obra y defenderla hasta las últimas consecuencias como lo hizo ella, conscientes de que los tiempos por venir, por difíciles que sean el pueblo de Cuba y sus mujeres tendrán en la heroína santiaguera su eterna sonrisa y su dulce voz ordenándoles seguir hacia delante, Hasta la Victoria Siempre.

Al decir de José Martí: “Hay una flor que no se seca, y es la que crece en el descanso del cementerio de una vida pura”. Y tú, querida Vilma eres esa flor que estará siempre viva en el descanso de tu tumba.

lunes, junio 17, 2013

Máximo Gómez y su ejemplar vida

Ciento ocho años atrás el 17 de junio de 1905, alrededor de las seis de la tarde, el médico de Máximo Gómez anunciaba: "El general ha fallecido".

Momento supremo aquel para la patria. Triste y doloroso instante para el pueblo cubano, cuando dejó de latir aquel corazón que durante 79 años había anhelado lo mejor para el hombre: la libertad.

Máximo Gómez Báez había nacido el 18 de noviembre de 1936 en Baní, República Dominicana y de joven, cambió sueños e ilusiones por la vida de militar donde conoció el dolor de la guerra, en el enfrentamiento de su país con el Haití vecino, un conflicto que lo decepcionó.

Fue por ello, que en 1865 Gómez llegó a Santiago de Cuba a bordo de una goleta en busca de fortuna, como otros tantos. Se asentó en El Dátil, cerca de Bayamo, y se dedicó a negocios de madera y actividades agrícolas.

En su visita a un incendio de la zona, conoció de cerca la esclavitud y desde entonces, juró luchar por la libertad de los negros y contra la esclavitud de los blanco.

Es así, que tras el estallido revolucionario del 10 de octubre de 1868, en La Demajagua, Máximo Gómez se incorpora a las tropas de Carlos Manuel de Céspedes, a quien brinda su experiencia militar. Fue él quien enseñó a los cubanos a usar el machete como arma de guerra.

Con esta guerra le nacía a aquel joven dominicano una nueva patria y a esta, un guerrero intachable y un jefe militar necesario. Fue por eso que al reiniciarse en 1895 la nueva contienda por la independencia, Máximo Gómez Báez es nombrado General en Jefe del Ejército Libertador.

Durante las guerras del 68 y el 95 no hubo combates importantes que no estuviesen vinculados al nombre de Máximo Gómez y sobre todo, la hazaña militar que fue la invasión de Oriente a Occidente, llevada a cabo junto a Antonio Maceo.

Máximo Gómez Báez, como el mismo dijera, fue un perdonado sublime de la muerte, porque noventa veces escapó de ella en los más duros y difíciles combates de las dos guerras.

Más aquella tarde del 17 de junio de 1905, la muerte le llegó en su lecho, tan vez pensando hasta el último instante, que mejor hubiese preferido morir en la gloria de la lucha, antes que ver la patria traicionada y con una República que no fuera de todos y para el bien de todos. Por eso, la Patria que el quiso, hoy se la brindamos, junto al recuerdo de su ejemplar vida.