jueves, febrero 25, 2016

Félix Varela, primer filósofo cubano


Félix Varela, primer filósofo cubanoPor Margarita Piedra Cesar    

Santiago de Cuba, 25 feb.— A las 8 y 30 de la noche del 25 de febrero de 1853, en un cuarto al fondo de la parroquia de San Agustín de la Florida, entonces territorio español, falleció presbítero, el Félix Varela Morales, el primero que nos enseñó a pensar, según José de la Luz y Caballero, el que nos dio la primera libertad, la del pensamiento y la primera independencia, la de la razón, como expresara Fernando Ortiz.
De madre cubana y padre castellano, Félix Varela nació en la calle habanera de Obispo # 91, el 26 de noviembre de 1788. De niño fue llevado a San Agustín de la Florida donde su abuelo, coronel de infantería quiso hacerlo soldado, pero al ver los esclavos encadenados y escuchar prácticas de tiro en un fuerte dijo: mi designio no es matar hombres, sino salvar almas.

El Obispo de Espada fue el descubridor y mecenas de Félix Varela. Primero lo impulsó como profesor de San Carlos, después autorizó, sin la edad requerida, que se hiciera sacerdote y por último lo propuso diputado a las cortes de España, donde abogó por la abolición de la esclavitud, pero pronto tuvo que huir de la península llegando a Nueva York en diciembre de 1823.

Fue condenado a muerte por la corona. Ya para entonces era Félix Varela el más famoso de los filósofos cubanos, el más profundo de nuestros pensadores y el más entusiasta y virtuoso de nuestros maestros.

En su tiempo los criollos llamaron a Varela, el Padre de la Patria, cuando aún no habían nacido ni Céspedes, ni Agramante, ni José Martí.

Sus amigos de habla inglesa le pidieron a Varela que se hiciera ciudadano norteamericano, pero él rechazó esa propuesta diciendo: Debo tributo a mi Patria, no uniéndome a otra.

Atentaron contra su vida en dos oportunidades en Boston y en Filadelfia y cuando se enteró que a un bandido le habían ofrecido 30 mil pesos para que lo matara expresó: "a ello opondré mis 30 mil verdades".

Hoy existen algunos asalariados de Estados Unidos, dentro y fuera de Cuba, que pretenden profanar la memoria de este primer cubano, con proyectos anexionistas para que la nación siga siendo lo que fue antes, un protectorado del norte revuelto y brutal. A esos el propio Varela responde: "Hay hombres infames, para quienes las voces Patria y Virtud nada significan".

Hoy a 163 años de su muerte, los restos del presbítero Félix Varela descansan en el Aula Magna de la Universidad de La Habana.
A las 8 y 30 de la noche del 25 de febrero de 1853, en un cuarto al fondo de la parroquia de San Agustín de la Florida, entonces territorio español, falleció presbítero, el Félix Varela Morales, el primero que nos enseñó a pensar, según José de la Luz y Caballero, el que nos dio la primera libertad, la del pensamiento y la primera independencia, la de la razón, como expresara Fernando Ortiz.

De madre cubana y padre castellano, Félix Varela nació en la calle habanera de Obispo # 91, el 26 de noviembre de 1788. De niño fue llevado a San Agustín de la Florida donde su abuelo, coronel de infantería quiso hacerlo soldado, pero al ver los esclavos encadenados y escuchar prácticas de tiro en un fuerte dijo: mi designio no es matar hombres, sino salvar almas.

El Obispo de Espada fue el descubridor y mecenas de Félix Varela. Primero lo impulsó como profesor de San Carlos, después autorizó, sin la edad requerida, que se hiciera sacerdote y por último lo propuso diputado a las cortes de España, donde abogó por la abolición de la esclavitud, pero pronto tuvo que huir de la península llegando a Nueva York en diciembre de 1823.

Fue condenado a muerte por la corona. Ya para entonces era Félix Varela el más famoso de los filósofos cubanos, el más profundo de nuestros pensadores y el más entusiasta y virtuoso de nuestros maestros.

En su tiempo los criollos llamaron a Varela, el Padre de la Patria, cuando aún no habían nacido ni Céspedes, ni Agramante, ni José Martí.

Sus amigos de habla inglesa le pidieron a Varela que se hiciera ciudadano norteamericano, pero él rechazó esa propuesta diciendo: Debo tributo a mi Patria, no uniéndome a otra.

Atentaron contra su vida en dos oportunidades en Boston y en Filadelfia y cuando se enteró que a un bandido le habían ofrecido 30 mil pesos para que lo matara expresó: "a ello opondré mis 30 mil verdades".

Hoy existen algunos asalariados de Estados Unidos, dentro y fuera de Cuba, que pretenden profanar la memoria de este primer cubano, con proyectos anexionistas para que la nación siga siendo lo que fue antes, un protectorado del norte revuelto y brutal. A esos el propio Varela responde: "Hay hombres infames, para quienes las voces Patria y Virtud nada significan".

Hoy a 163 años de su muerte, los restos del presbítero Félix Varela descansan en el Aula Magna de la Universidad de La Habana.