viernes, septiembre 16, 2011

A más de medio siglo del primer Combate de Pino del Agua

Por Margarita Piedra Cesar

El 17 de septiembre de 1957, cuando el Ejército Rebelde llevaba ya más de diez meses operando en la Sierra Maestra, tuvo lugar el primer combate de Pino del Agua, que conmocionó a la opinión pública nacional.

Tropas guerrilleras de las Columnas 1 y 4 comandadas por Fidel y el Che, respectivamente, habían arribado a Pino del Agua el 10 de septiembre, sin encontrar fuerzas enemigas en ese lugar que era un pequeño caserío construído en los alrededores de un aserradero, en el firme de la Sierra Maestra.

Sin embargo, existía el convencimiento de que de alguna manera el ejército se enteraría de la presencia allí de la guerrilla y trataría de interceptarla, por lo que Fidel decidió continuar camino hacia la zona de Chivirico, pero dejando en ese lugar a la Columna del Che y parte de la suya, para tender una emboscada a las tropas enemigas.

Siete días exactos permaneció la Columna dirigida por el Che emboscada en espera del posible arribo del ejército, que se presentó en la zona el 17 de septiembre comenzando el combate bajo un torrencial aguacero, algo que era habitual en las montañas de la Sierra Maestra.

Las fuerzas de la tiranía que subían hacia Pino del Agua en cinco camiones, fueron dispersadas rápidamente tras los primeros disparos, aunque hubo momentos de tenaz resistencia por algunos soldados que se habían pertrechado bajo los camiones y montes aledaños.

Pero el empuje de la guerrilla en este caso fue superior, pudiendo vencer la resistencia y logrando que los soldados huyeran loma abajo, dejando sus pertrechos y avituallamientos, así como algunas armas importantes.

En resumen, al ejército se le causó pocas bajas en este primer combate de Pino del Agua, pero se logró capturar un buen número de armas que sirvieron para reforzar al Ejército Rebelde, cuyo poder de combate se acentuaba cada vez más en la Sierra Maestra, mientras que la tiranía no pudo ocultar los resultados de este enfrentamiento, que fue conocido en toda la nación, prestigiando a las fuerzas insurrectas.

A juicio del Che, el primer combate de Pino del Agua fue un éxito político-militar, pero mostró la necesidad de mejorar la preparación combativa y disciplina de las tropas rebeldes, para proseguir su avance victorioso hacia el triunfo definitivo, logrado poco más de quince meses después.

Cinco meses después tendría lugar otro combate -mucho más violento- en ese propio sitio. Pino del Agua sería escenario de otro triunfo revolucionario. Volvería a entrar en la historia con olor a barba guerrillera, a traje verde olivo y a victoria.

Hoy, cincuenta y un años después se recuerda el primer Combate de Pino del Agua como un eslabón importante de ese triunfo revolucionario, que derrocó a la tiranía, poco más de dos años después del desembarco de los expedicionarios del Yate Granma y de constituirse el Ejército Rebelde.