miércoles, abril 10, 2013

10 y 11 de abril : Tres hechos históricos

Por esos hilos invisibles que unen a los acontecimientos históricos, las fechas del 10 y 11 de abril entrelazan tres efemérides significativas de la lucha de nuestro pueblo por su independencia: La Asamblea y Constitución de Guáimaro en 1869, la Fundación del Partido Revolucionario Cubano en 1892 y el Desembarco por Playitas de Cajobabo de José Martí en 1895, para incorporarse a la guerra necesaria que él había convocado.

La Asamblea y Constitución de Guáimaro al estilo del mundo occidental representó un absurdo en medio de la lucha armada por la independencia, ya que llegó a adoptar una forma republicana de parlamento, es decir, poder judicial, poder ejecutivo y poder legislativo, en zonas controladas por los mambises.

Carlos Manuel de Céspedes, nombrado en Guáimaro Presidente de la República en Armas, se opuso a tal institución porque él consideraba que la autoridad no debía estar dividida y que la unidad de mando era el camino más acertado para hacer la Revolución. La vida y los hechos demostraron después lo acertado de ese pensamiento del Padre de la Patria.

Al fundar el 10 de abril de 1892 el Partido Revolucionario Cubano, José Martí tomó la experiencia de la guerra grande y concibió esa organización para unir voluntades de todos los cubanos dispuestos a luchar por la independencia, considerando que dirigir la contienda con criterio político era la única forma de ganar la guerra y que la dirección debía ser unificada, teniendo como máximo representante el Partido.

El Partido Revolucionario Cubano fue el primero creado en América y en el mundo para dirigir una guerra anticolonial y de independencia, guerra que se reinicio el 24 de febrero de 1895 con el Grito de Baire y bajo la dirección de ese Partido.

Consecuente con ese principio fue que el 11 de abril de 1895, Martí desembarcó junto a Máximo Gómez por Playitas de Cajobabo, en la región de Guantánamo, para ponerse al frente de la guerra y aunque él era un hombre no hecho aparentemente para esos menesteres, enfrentó ese desafío hasta sus últimas consecuencias, la muerte.

En ese sentido, Martí había expresado: “El hombre de actos sólo respeta al hombre de actos.  (…) La razón, si quiere ganar, tiene que estar en la caballería y morir, para que la respeten los que saben morir”

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