martes, junio 11, 2013

Nuestro canto de guerra

Cuentan que aquel 11 de junio de 1868 cuando en la Iglesia Parroquial de Bayamo el Gobernador español de la ciudad, Teniente General Julián Urdaneta escuchó la música que interpretaba allí la orquesta del maestro Manuel Muñoz, intuyó que en ella había algo raro y la calificó de "subversiva" y a su autor Perucho Figueredo de "revoltoso"

Y tenía razón el gobernador colonial porque aquella música era la misma que tarareaban los habitantes de Bayamo durante la toma de la ciudad por tropas de Carlos Manuel de Céspedes, el 20 de octubre de 1868 y que al incorporársele por Perucho Figueredo la letra durante esa gloriosa jornada, se convertiría para siempre en el Himno Nacional Cubano.

La música de esa marcha patriótica fue compuesta por Figueredo un mes antes de la interpretación a piano en su propio hogar y entregada la partitura a su vecino, el maestro Manuel Muñoz, para que la instrumentara y ejecutara con la orquesta en la Iglesia Mayor ante los representantes coloniales que asistirían al Corpus Christi, el 11 de junio de 1868, causándoles un notable disgusto, que los hizo levantar y salir de la parroquia.

Recordamos que Pedro Figueredo (Perucho) tras el alzamiento armado del 10 de octubre de 1868 en La Demajagua, se unió con un grupo de patriotas a las tropas de Carlos Manuel de Céspedes, cuando fue designado jefe de Estado Mayor del Ejército Libertador y Viceministro de la Guerra durante la primera República en Armas, cargo que ocupó hasta que enfermo de tifus fue capturado en la zona de Las Tunas y trasladado a Santiago de Cuba, donde fue fusilado el 17 de agosto de 1870, no sin antes repetir uno de los versos del Himno compuesto por él: "Morir por la Patria es vivir"

Y vive Figueredo y todos los que han caído por la independencia y la libertad de la Patria cada día en las notas de la gloriosa marcha La Bayamesa, que el cinco de noviembre de 1901 aprobó la Asamblea Constituyente de la República, como el Himno Nacional Cubano, el cual ha sido y será por siempre nuestro canto de guerra.

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