martes, junio 18, 2013

Vilma Espín siempre presente

El tiempo ha pasado de prisa y aún resulta imposible imaginar que hace hoy 6 años, el 18 de junio de 2007, dejó de existir físicamente la compañera Vilma Espín Guillois, la heroína del llano y de las montañas, la ejemplar mujer de todos los tiempos y la inolvidable hija del heroico pueblo santiaguero.

Decía el Héroe Nacional Cubano José Martí que:”la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”, y en Vilma se cumple a cabalidad esa sentencia del Apóstol, porque lo hecho por ella  en los 80 años que existió, son cosas sembradas para siempre en el corazón de su pueblo y particularmente entre sus mujeres y niños, por los cuales hizo tanto.

No es necesario reiterar lo que Vilma nos dejó, porque cuando se habla de la mujer cubana y de la igualdad alcanzada en todos los sentidos, habrá que recordar cuánto significó en este cambio la Federación de Mujeres Cubanas creada en 1960 y que se definió como una Revolución dentro de la Revolución, por la magnitud de las tareas emprendidas y sobre todo por el papel reivindicativo de nuestras féminas, que hasta ese momento eran un objeto sin sentido dentro del hogar y la familia.

Y cuántas glorias no le han dado a Cuba sus mujeres por más que se busque no se podrá encontrar una actividad política, económica, social, cultural, deportiva, científica, educacional, de la defensa y del internacionalismo, donde no esté presente la mano sensible y la sonrisa de la mujer cubana ungiendo la obra con la miel de su cariño, para hacerla invencible.

Por eso un día como hoy al recordar el cuarto aniversario de la desaparición física de Vilma Espín Guillois, hagámoslo con el compromiso de no olvidar jamás su obra y defenderla hasta las últimas consecuencias como lo hizo ella, conscientes de que los tiempos por venir, por difíciles que sean el pueblo de Cuba y sus mujeres tendrán en la heroína santiaguera su eterna sonrisa y su dulce voz ordenándoles seguir hacia delante, Hasta la Victoria Siempre.

Al decir de José Martí: “Hay una flor que no se seca, y es la que crece en el descanso del cementerio de una vida pura”. Y tú, querida Vilma eres esa flor que estará siempre viva en el descanso de tu tumba.

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