viernes, abril 15, 2016

15 de abril de 1961, preludio de la invasión a Girón



Aviones B-26 con insignias cubanas y procedentes de Puerto Cabezas, Nicaragua, bombardeaban el aeródromo Antonio Maceo, de Santiago de Cuba. Foto tomada de JRebeldeTraicioneramente escudándose en las brumas del amanecer cubano, llegaron desde rumbo norte, los aviones piratas que el 15 de abril de 1961, dejaron caer sus mortíferas granadas sobre los aeródromos militares de San Antonio de los Baños y Ciudad Libertad y el aeropuerto civil de Santiago de Cuba. Su objetivo: destruir en tierra la todavía maltrecha Fuerza Aérea Rebelde.

Hubo sorpresas y engaños, porque los aparatos atacantes venían camuflados con insignias cubanas, pero la respuesta de nuestra artillería antiaérea fue rápida y contundente y obligó a esos aviones a perderse por donde mismo habían llegado y algunos de ellos fueron alcanzados por las balas de la razón.

No obstante, el traidor ataque dejó un saldo de siete muertos y numerosos heridos entre los defensores de esas instalaciones, en su mayoría jóvenes milicianos que habían asumido la responsabilidad de proteger con sus armas nuestro cielo a toda costa y costo y así lo demostraron.

En Santiago de Cuba la tragedia pudo haber sido mayor, porque a la hora del ataque se encontraba en la pista un avión civil de Cubana, que debía ser abordado minutos después por personas inocentes y esa nave fue prácticamente incinerada por los explosivos mercenarios.

Fue este, como dijera Fidel al siguiente día, el preludio de la invasión. Ya la agresión prevista por la CIA y aprobada por el presidente yanqui John F. Kennedy, estaba en marcha.

Pero no imaginaban los mercenarios y sus patrocinadores lo que les esperaba en Cuba.

El ataque el 15 de abril a los aeropuertos fue la clave para prepararle al poderoso imperio la más bochornosa derrota que recuerde su historia. Los días posteriores de abril lo confirmaron hace hoy 55 años.

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