jueves, agosto 18, 2011

Histórica orden: invasión hacia occidente

Por Margarita Piedra Cesar

Derrotada la ofensiva de la tiranía contra el Ejército Rebelde en la Sierra Maestra, la estrategia guerrillera se encaminaba a que sus columnas avanzaran en todas direcciones hacia el resto del territorio nacional, como lo habían hecho Maceo y Gómez.

En tal sentido, los días 18 y 21 de agosto de 1958, el Comandante en Jefe Fidel Castro, emitía dos históricas órdenes militares: la primera asignaba al Comandante Camilo Cienfuegos la misión de conducir la Columna 2 “Antonio Maceo” hacia Pinar del Río, mientras que la otra encomendaba al Comandante Che Guevara llevar la Columna 8 “Ciro Redondo” hasta Las Villas.

Camilo saldría a cumplir su misión desde “El Salto”, en la Sierra Maestra, el 21 de agosto y su denominación era un homenaje al glorioso guerrero de la independencia que en el siglo XIX había llegado con la tropa invasora mambisa hasta el extremo más occidental de Cuba; en tanto el Che lo haría el 31, con 140 hombres.

El propósito de ambas columnas era, extender la llama insurgente a todo el país y obligar al enemigo a dispersar sus recursos bélicos, propiciar la incorporación de nuevos combatientes, unificar a todos los grupos guerrilleros en la isla y fortalecer el prestigio nacional e internacional del Movimiento Revolucionario Cubano.

No fueron pocas las vicisitudes que afrontaron ambas columnas guerrilleras para cumplir las órdenes de Fidel: hambre, frío, sed, sueño, lluvia, ciclones, ataques aéreos, peligros de todo tipo y numerosos combates contra una fuerza enemiga superior, matizaron casi dos meses y medio de marchas invasoras hacia sus destinos.

Con la llegada de la Columna “Ciro Redondo” a las montañas villaclareñas el 16 de octubre de 1958, tanto la tropa de Camilo como la del Che quedaban instaladas en ese territorio central y comenzaba para ellos la labor política asignada por el Comandante en Jefe. De esa forma, ambos Comandantes habían realizado sendas hazañas tal y como lo hicieran en su tiempo Antonio Maceo y Máximo Gómez.

Al conocer el término de esas misiones Fidel señalaba en carta a Camilo: “no hay palabras con que expresar la alegría, el orgullo y la admiración que he sentido por ustedes. Con lo que han hecho ya, basta para ganarse un lugar en la historia de Cuba y de las grandes proezas militares”

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