sábado, mayo 25, 2013

Ejército Rebelde y su ofensiva de verano

Envalentonada por el fracaso de la huelga general del 9 de abril de 1958, pocos días después, el 25 de mayo, el ejército del dictador Fulgencio Batista dio inicio a una poderosa ofensiva contra el frente número uno del Ejército Rebelde en la Sierra Maestra, que denominó "fin de Fidel", con el propósito de aniquilar las fuerzas insurgentes que operaban en ese territorio y que tenían su comandancia general en La Plata, donde radicaba el Comandante en Jefe, Fidel Castro, con su estado mayor.

En esta ofensiva general de verano, la dictadura empleó unos 10 000 soldados fuertemente armados y utilizó todos sus medios terrestres y aéreos, mientras que buques de la Marina de Guerra hostigaban con sus bombardeos la zona suroriental para aislar a los rebeldes.

Las acciones se iniciaron cuando un batallón élite de la dictadura al mando del sanguinario Coronel Sánchez Mosquera atacó los territorios de Bueycito y Las Mercedes, que con el apoyo de otros batallones intentó llegar hasta la misma Plata, sin lograr ese objetivo por la tenaz resistencia de los rebeldes que por entonces no rebasaban los 200 hombres.

Teniendo en cuenta la gravedad de la situación,  fue necesario que el Comandante en Jefe mandara a buscar parte de las tropas del Tercer Frente, al mando del Comandante Juan Almeida, así como la del frente del llano, dirigida por Camilo Cienfuegos, con el objetivo de apoyar a la resistencia rebelde y obligar a las tropas de la dictadura a retirarse de la zona como se logró finalmente.

El 6 de agosto de 1958, a más de dos meses de haberse iniciado la gran ofensiva de verano del ejército de Batista con sus 10 000 soldados, tropas rebeldes al mando del Comandante Ernesto Che Guevara desalojaron de Las Mercedes los restos del Batallón 17, obligándolos a retirarse hacia el llano, lo que marcó el final de esa ofensiva convirtiéndose nuevamente la Sierra Maestra en territorio libre de Cuba.

Con esta derrota de la ofensiva general del tirano que sólo duró 70 días, el Ejército Rebelde pasó a la contraofensiva, aumentó sus filas en 900 hombres con las armas arrebatadas al enemigo e inició la extensión de la guerra revolucionaria, no sólo a todo el territorio oriental, sino también hacia el centro y occidente del país con la invasión de las columnas de Camilo y Che.

Esta derrota constituyó sin dudas, el principio del fin de la dictadura y puso de manifiesto una vez más que no hay enemigo poderoso cuando la razón y la justicia están del lado de los que luchan por ella.

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